Al ministro del STJ del Chubut le empaparon el coche con sangre. Luego del escándalo que generaron sus revelaciones a diario Jornada, el funcionario judicial denunció ante la Fiscalía de Rawson haber sido víctima de un extraño episodio, que bien pudo ser una travesura aunque por su virulencia, cabe también leerlo como una agresión por sus dichos.
Mucho más con el ambiente enrarecido que se respira en la máxima corte chubutense.
Según la presentación del juez, el 7 de diciembre cenaba con su cuñado en el restaurante Marcelino, ubicado en el Puerto de Rawson. “Mientras tanto, mi hija Malena (de once años) cruzó a comprar algo al kiosco (ubicado frente a mi casa) con una amiguita. Y cuando regresó vio mi auto cubierto de sangre y se asustó mucho. Entró corriendo a decirle a la madre que saliera a ver lo que le hicieron al auto de papá”.
Los rastros hemáticos se debían a que alguien había arrojado con violencia pescados contra la puerta y el vidrio lateral delanteros del lado izquierdo y el techo del vehículo Chevrolet Corsa blanco, modelo 2006. Se trata del vehículo provisto por el Poder Judicial, señaló el matutino trelewense.
“Probablemente, por la violencia del golpe existió la intención de romper el vidrio de la ventanilla izquierda delantera”. Su mujer sacó fotografías del incidente, que también muestran que dos pescados fueron colocados uno en la ventanilla del automóvil y otro, en el techo. El tercero quedó tirado en la acera.
“Como resultado de los impactos, el rodado quedó ostensiblemente manchado con sangre, carne y vísceras de pescados. Los golpes reventaron los animales y esparcieron su sangre, su carne y sus vísceras por todos lados. Luego le pegaron al techo y también quedó todo manchado con sangre y carne de pescado”.
Mientras cenaba en el restaurante, Panizzi recibió de su esposa el siguiente mensaje de texto: “Te tiraron pescado en el auto (ya le sacamos fotos y lo lavamos)”.
No fue el único episodio. El 15 de octubre rompieron el vidrio trasero de su vehículo particular Volkswagen Suran, modelo 2009. “Acudo a la Fiscalía por razón del desconcierto que tales hechos me provocan, aunque no puedo relacionarlos fehacientemente con el desempeño de mi cargo”, explicó el ministro. Panizzi quedó extrañado por lo particular del episodio, demasiado violento para ser una simple broma, y a la vez poco explícito como para calificarlo de atentado.
