Le ganaron 20-18 a los Springboks en una gran semi en Twickenham, en la que apoyaron dos tries y mostraron toda su jerarquía. Ahora van a defender el título de la última edición. Los Pumas esperan enfrentarlos…
Fue una batalla más. La 91ª de este clásico, el más caliente y duro del rugby mundial. Cada vez que se cruzan Nueva Zelanda y Sudáfrica, en el comienzo no juegan, luchan. Es una pulseada para ver quién es más fuerte y, recién desde ese dominio físico, cuál puede jugar mejor e imponerse. La escasa brecha muestra la paridad en los 80′. Pero uno tenía que ganar y pasar a la final del sábado. Fueron los de negro tras el 20-18 en Twickenham. Nueva Zelanda tiene récord positivo sobre todos sus rivales. A los Springboks les ganó 53 veces, perdió 35 y empató 3. Salió campeón en el 87 y 2011, ambas veces en su casa; va por el tercer título. Sólo Argentina o Australia, que juegan el domingo, se lo pueden impedir.
Desde el primer tiempo se notó que cada metro iba a contar, cada error, cada pelota ganada. El típico partido que se define por detalles. Los All Blacks tuvieron más la pelota (57 a 43%) y el territorio (67 a 33%), sin embargo los Springboks se sentían cómodos y superiores en defensa, y pese a que fallaban en los lines, no sufrían porque podían contener a la marea negra. En ataque les alcanzaba con su juego frontal para avanzar y forzar los penales que Pollard embocaba entre los palos. Así, el PT fue de los Boks, 12-7, pese al try de Kaino, convertido por Carter (gran salteo de Reid). Mucho pie se usó en esa etapa, parecía el Mundial 2007.
En el entretiempo empezó a llover. Los All Blacks entraron antes a la cancha para acostumbrarse rápido al agua. Ya aquello del metro en el PT, se transformó en centímetros. La tendencia era la misma: Nueva Zelanda atacando y los Boks confiando en su defensa. Sin embargo, los All Blacks tuvieron dos y les alcanzó. Primero, Carter sacó un drop en una baldosa (12-17) y luego le manoteó la pelota a Burger cuando éste trataba de salir de su campo, lo cual derivó en un pasamanos, la buena entrada de Ma’a Nonu y el try de Barrett en la punta. Carter no falló y los neocelandeses volvían a pasar al frente (17-15) a los 51′.
Después intercambiaron penales y Sudáfrica contó con un envión, pero no le alcanzó. Ahora en duelos mundialistas van 2-2, aunque son los neocelandeses quienes van por otra copa, la tercera. Sudáfrica, que arrancó a jugar mundiales en el 95 (antes no podía por el Apartheid), por ahora se debe conformar con dos.
