En medio de los primeros fríos intensos del año, un gesto lleno de amor y empatía se ganó el corazón de toda una comunidad.
Maxi Aranda, vecino comprometido y amante de los animales, decidió dedicar tiempo, esfuerzo y dedicación para construir una cucha para los perros callejeros de su barrio.
Mientras muchos miran para otro lado, Maxi pensó en esos perritos sin hogar, expuestos al frío y al abandono, y decidió actuar. Con sus propias manos, construyó un refugio que representa un verdadero mimo para quienes más lo necesitan.
