El Ciclón no se encuentra con la idea de Bauza y, tras la derrota 1-0 en Chile, quedó complicado su futuro en la Libertadores. Luego de la injusta expulsión de Cetto, volvió a amargarlo Canales, que ya le había empatado en el Gasómetro.
El empate sobre la hora en el Gasómetro le había dejado la garganta amarga a San Lorenzo, que fue a Chile con la intención de tomarse revancha y encaminar el pase a octavos. Pero aunque Bauza por primera vez puso en cancha el esquema que más le gusta (3-4-1-2), su equipo no estuvo cómodo y, con el 1-0 en contra, deberá pelearla tupido para seguir con vida en el torneo continental. La injusta expulsión de Cetto terminó inclinando un choque que parecía destinado al empate, es cierto, pero el Ciclón, último campeón argentino, parece haber perdido demasiado con el cambio de año.
Unión Española (con un ejército de argentos: Pochi Chávez, Canales, Jaime, Berardo y Faravelli) salió mejor pero San Lorenzo emparejó con ganas. Villaba, bien o mal, era el más participativo y el que encaraba, aunque a veces se excedió en la individualidad. Y sobre el final del PT Torrico tuvo que espantar los primeros sustos. Manotazo a un cabezazo de Fontanini que se le metía y gran salvada ante un viandazo de Berardo. La libertad de Cháves a espalda de los volantes era un aviso de lo que venía.
La monotonía se rompió por obra del árbitro. A Cetto se le fue largo un control, fue con todo abajo y Butrago entendió que era para expulsión cuando una amarilla bastaba. Y al toque otro golpe: centro del Pochi, cabezazo de Canales (el mismo del gol sobre la hora en Buenos Aires) y a subir el Aconcagua con los bolsillos llenos de piedras. Aún así, San Lorenzo mejoró con los ingresos (tardíos) De Piatti y Romagnoli, y merodeó el empate. Aunque también el palo le negó el segundo a Jaime.
Unión Española se acomodó segundo en el grupo con dos más que San Lorenzo, que ahora está obligado a ganar los dos partidos que le quedan en el grupo si quiere seguir adelante. Primero deberá visitar a Independiente del Valle en Ecuador y definirá su suerte contra Botafogo, hoy líder y, en el mejor de los casos, ya clasificado. Así no se copa.
Triunfo del Grana
Lanús encendió la llama de la esperanza: el 2 a 0 a Deportivo Cali le permite volver a creer en la clasificación a octavos. Pereyra Díaz y Maxi Velázquez hicieron los goles del equipo del Mellizo, que aunque sigue en la cola del Grupo 3 aumentó las chances de pasar.
A Lanús nunca hay que darlo por muerto. Nunca. Ni siquiera estando último cómodo y habiendo sumado apenas un punto de nueve. No se le ocurra hacerlo porque, si lo hace, tendrá flor de pesadilla. El equipo de Guillermo es como el Ave Fénix: resurge de sus cenizas. Nace, muere y renace. Y de un momento a otro se enciende, brilla y prende la llama de la esperanza, la de la clasificación a octavos.
El Deportivo Cali no es un equipito más de Colombia. No: éste juega bien, prioriza el manejo de la pelota, es rápido y sabe cómo lastimar. Por algo está donde está, al fin y al cabo. O estaba, en realidad, porque Lanús lo bajó de ese lugar de privilegio. Y lo bajó desde el vestuario…
Fueron cuatro minutos letales. Primero, a los 2′, apareció el Pereyra Díaz. El riojano madrugó a la defensa de Cali y sacó provecho del excelente pase en profundidad que le puso Maxi Velázquez para decretar el 1-0. Los colombianos todavía no habían asimilado ese golpe cuando llegó el otro trompazo, directo al mentón, y del mismo personaje que había metido la asistencia del gol anterior. Sí, otra vez Maxi. En éste, sin embargo, el gran Farid Mondragón nada tuvo que hacer: fue un bombazo llovido desde 25 metros que se incrustó en el ángulo superior izquierdo del arco del ex Independiente.
Para cuando Cali reaccionó ya era demasiado tarde. Los dos goles que había sacado de diferencia Lanús le permitieron jugar tranquilo, sin apurarse. Tanto se relajó que hasta pudo haber sufrido: la visita le sacó el dominio, lo llevó contra su arco y le generó varias situaciones, todas bien contenidas por el reemplazante del suspendido Marchesín, Esteban Andrada, reafirmando que el Grana es una máquina de fabricar buenos arqueros. Es cierto que sobre el final el equipo del Melli pudo haber estirado aún más la ventaja con el penal que llamativamente marró su capitán, Paolo Goltz (el primero en su carrera), aunque hubiese sido demasiado premio.
A pesar del triunfo Lanús sigue en la cola del Grupo 3, aunque las chances de clasificar crecieron considerablemente. Todo dependerá de lo que haga en la próxima fecha, ante Cerro Porteño (líder con 7 puntos), también en casa. Si le gana, el Grana puede ilusionarse. Y todo Lanús volver a vivir ese sueño llamado Copa Libertadores.
