La dueña del ave comentó como fue el momento en el que los vecinos dieron con el loro, avisaron a su dueña y fueron a por él trepando un árbol de gran altura y atrayéndolo con una banana. “Les agradecimos, nos abrazamos y conversamos un buen rato”, detalló la mujer sobre el momento del reencuentro con su mascota.
El último miércoles, Marilina perdió a su loro de nombre Cucu en el barrio La Floresta. El ave, que vive libre en casa sin utilizar una jaula, salió volando de su hogar y desde entonces no pudo ubicarlo en el barrio.
La mujer no dejó pasar tiempo para empezar a buscarlo, pero el esfuerzo parecía en vano porque la búsqueda no daba resultado, por lo cual acudió a las redes sociales.
“Está domesticado, sabe decir su nombre”, describió Marilina en Facebook, donde publicó en varios grupos el aviso de la desaparición del loro. Allí graficó su preocupación asegurando que “por sí solo no va a sobrevivir”.
Tras su desesperado pedido que este medio reflejó en un artículo, los mensajes de personas que decían haber visto al lorito no tardaron en llegar. Algunos indicaban que estaba en el Km3, otros lo ubicaban en el Pietrobelli, pero cuando la dueña iba hacia los lugares señalados, no estaba o no se trataba de su mascota.
La incertidumbre iba en aumento con el correr de las horas, puesto que Cucu era presa fácil de cazadores natos como felinos o perros que lo vieran pasar. La mujer intensificó la búsqueda junto a sus hijos, su hermano y su sobrina.
Afortunadamente, el desenlace fue más que feliz. Este jueves finalmente pudo hallar al loro. “Apareció ayer –jueves-, dos vecinos de la zona alta del San Martín lo escucharon y siguieron su voz hasta verlo”, describió a El Comodorense.
“Uno de los vecinos decidió subir a por él con la ayuda de una banana, por eso descendió”, precisó sobre el complicado rescate donde esperaban que el lorito no decida seguir volando hacia otro sector y perderlo de vista. Otra complicación que supieron sobrellevar fue la altura del árbol, que en palabras de la mujer “era inmenso, no sabés”.
Los hombres supieron bajarlo del árbol y le dieron de comer y beber en el lapso que su dueña se trasladaba al lugar donde lo encontraron.
Y llegó el momento más esperado por Marilina, cuando se reencontró con Cucu. “Les agradecimos, nos abrazamos y conversamos un buen rato”, recuerda. Mientras tanto, aseguró que les entregó la recompensa que ofrecía por encontrar al ave.
“Me es imposible explicar la cantidad de emociones que viví en estos dos días. ¡Pero ya está! Estamos felices”, celebró.
Ya sobre el cierre de la conversación, agradeció enormemente a los vecinos que se comunicaban con ella para informar sobre el posible paradero de su animal. “Estoy muy agradecida con la gente de mi ciudad, fue inmensa la difusión. Montones de mensajes animadores que alentaban a mantener firme la fe de lo iba a volver a ver… y fue así. Aún existe gente buena”, destacó.
Gracias a la solidaridad de los vecinos que difundieron la situación y ayudaron en la búsqueda, hoy el pequeño loro descansa en su hogar con la mejor compañía, su familia. “Hoy viernes a primera hora de la mañana ya estaba en los pies de nuestra cama como si nada hubiese pasado, es muy inteligente”, dijo por último con sumo orgullo y alegría.
