Estudios privados estiman que cerca de 40% de los hogares no reunió los ingresos necesarios para comprar la canasta básica de bienes y servicios.
El año de la inflación récord en tres décadas no derivó en un marcado aumento en la tasa de pobreza e indigencia de los hogares, porque, según los expertos, actuó como atenuante la recuperación de los puestos de trabajo, aunque se trató en su mayor parte de empleos precarizados y con bajas remuneraciones publicó Infobae.
De todas formas, la generalizada pérdida de poder de compra del salario, hizo que se sostuviera la tendencia de leve de incremento en los índices de pobreza.
El último dato del valor de la Canasta Básica Total (CBT) que elabora de manera mensual el Indec, correspondiente a diciembre registró una suba de 4,5% y cerró con un incremento punta a punta en 2022 de 100,3%, es decir 5,5 puntos porcentuales por encima del 94,8% que marcó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) a lo largo del año.
Tanto la canasta total como la canasta alimentaria son definitorias para que el Estado tenga en el radar la realidad de los indicadores sociales más sensibles, como son la pobreza y la indigencia. Eso sucede porque la primera se toma como parámetro para determinar el umbral de indigencia, y el segundo que incluye gastos básicos en ropa, salud, transporte o educación, determina la denominada “línea de pobreza”.
Es decir, los hogares con ingresos menores a la CBT son los que pasan a ser considerados pobres. De la misma manera, la canasta alimentaria -que tiene un alcance limitado a bienes de primera necesidad- es la que configura la “línea de la indigencia”: aquellas familias que no lleguen a cubrir los ingresos necesarios para adquirir la CBA.
Con el último dato de diciembre, el Gobierno elaborará la estimación de pobreza del segundo semestre de 2022, que el Indec dará a conocer en marzo próximo. Como referencia, según el último dato oficial, la pobreza fue del 36,5% de la población al cabo de la primera mitad de ese año, mientras que la indigencia alcanzó al 8,8% de los habitantes. De esta manera, poco más de 17 millones de habitantes son considerados “pobres” (incluye a los “indigentes”) por no poder cubrir con sus ingresos el costo de la canasta básica total.
