Óscar, un trabajador rural de la Patagonia, enfrenta una situación crítica tras décadas de labor física intensa que le dejaron secuelas graves en su salud, como dolores crónicos, hipertensión y artrosis, sin recibir jubilación ni pensión que le brinden un sustento digno.
Hace un año, su estado de salud empeoró considerablemente cuando un equipo médico le recomendó una cirugía costosa y compleja que no se puede realizar en su ciudad. Desde entonces, Óscar está atrapado en un interminable vaivén de consultas médicas, derivaciones que no se concretan y trámites burocráticos que no avanzan. “Me tienen yendo de un lado a otro. Ya casi hace un año que no puedo trabajar por mis problemas de salud”, relató.
La operación que necesita es inaccesible para él en el ámbito privado por su elevado costo, y tampoco ha encontrado respuestas en el sistema público. Mientras tanto, sobrevive con lo mínimo: prepara tortas para vender, recibe una caja de alimentos y una ayuda municipal de 35.000 pesos, que apenas cubre una pequeña parte del alquiler, que asciende a 120.000 pesos mensuales.
“Lo único que recibo es esa ayuda municipal, pero no me alcanza para nada. Un kilo de carne cuesta entre 10.000 y 12.000 pesos. Como lo que puedo comprar, no lo que quisiera”, confesó. Sin calzado adecuado, sin ropa de abrigo y sin recursos para sostenerse, depende de la solidaridad de sus vecinos y de quienes puedan tenderle una mano.

Óscar vive solo en una habitación alquilada y no cuenta con familia que lo apoye. Ya vendió todas sus pertenencias para poder sobrevivir. “Tenía un caballo, herramientas y cosas del campo, pero las vendí por mi salud. Ahora no me queda nada. Lo que más necesito es ayuda con comida, ropa, medicamentos o dinero para pagar el alquiler. Si no, voy a terminar en la calle”, advirtió.
A lo largo de su vida, trabajó en diferentes zonas rurales de la provincia de Santa Cruz y otras regiones. Posee todos sus recibos, libretas de trabajo y certificados que acreditan más de cuarenta años de esfuerzo físico. Intentó gestionar un subsidio por incapacidad laboral, pero solo le otorgaron un 15% de cobertura, a pesar de que su cuadro requiere una intervención quirúrgica urgente. “Dicen que tengo una fisura muy grande en el codo y que no saben si después de la operación voy a quedar mejor o peor. Pero no tengo otra opción”, explicó.
“Yo nunca pedí nada a nadie, siempre me gané la vida trabajando. Pero hoy tengo que pedir ayuda porque no puedo más. Hay días que ni siquiera puedo levantarme de la cama por el dolor”, expresó.

Óscar necesita con urgencia calzado número 45, una campera de abrigo, alimentos no perecederos, medicamentos para la presión arterial, pomadas para el dolor y, sobre todo, apoyo económico para cubrir sus gastos básicos. Su mayor deseo es acceder a una pensión o jubilación que le permita vivir con dignidad.
Quienes quieran colaborar con Óscar pueden comunicarse directamente con él al 297 507 9924. También pueden acercarse a su domicilio o contactarlo a través de las redes sociales, donde una vecina solidaria ha difundido su historia.
“Dios bendiga a quienes me ayudaron y a los que puedan ayudarme. Después de tantos años de trabajo, hoy me toca esto. Solo quiero vivir tranquilo, con lo mínimo, sin tener que mendigar”, concluyó Óscar.
