La decisión de la administración demócrata sucede en plena negociación con el Fondo, que sólo avalará un crédito de Facilidades Extendidas para la Argentina si Joseph Biden está de acuerdo
Las declaraciones públicas de Alberto Fernández en Moscú y Barbados sobre Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) enfriaron la relación política entre la administración de Joseph Biden y la Casa Rosada. La postura diplomática de Washington ya afecta la negociación con el Fondo, y la Argentina tiene escaso tiempo para evitar un default en marzo, -según publica Infobae-.
El presidente se sienta decepcionado y considera que la Casa Blanca no se involucró en las conversaciones con el FMI. Cree que no entiende su mirada sobre las relaciones internacionales cuando crítica su viaje a Rusia y China.
Fernández considera que Washington observa la agenda global con parámetros de la Guerra Fría. Distorsionando la apreciación con los objetivos geopolíticos que se trazó antes de viajar a Moscú y Beijing.
“He leído que le he mordido la mano a quien me ayudó… ¿A quién me ayudó? A mí con el Fondo me ayudaron los países europeos, me ayudó China, me ayudó Rusia, los países americanos y paro ahí. Sé quién hizo mucho para que ese préstamo sea dado. Eso sí lo sé, el gobierno anterior de EEUU. No lo digo yo, lo dice el Fondo”, comentó Alberto
Fernández en Barbados durante una entrevista vía que zoom que ofreció a 11 periodistas de la Argentina.
Santiago Cafiero habló con Antony Blinken -secretario de Estado-. Sergió Massa conversó varias veces con Juan Gonzalez -asesor de Seguridad Nacional en DC-, Gustavo Beliz exprimió su contacto con Jake Sullivan -asesor de Seguridad Nacional de Biden-, y Jorge Arguello aprovechó su conocimiento de Washington para lograr -todos juntos- el entendimiento entre Argentina y el Fondo.
Fernández desconoció en público esta movida diplomática que involucró a toda la administración demócrata, y en DC no le perdonan al presidente argentino no haber evitado la actuación coordinada de un Secretario de Estado, dos asesores presidenciales y un puñado de miembros del Capitolio que llegaron hasta Biden para que ayude al Gobierno peronista.
Asimismo, con el Presidente de EEUU solo hablo diez minutos en el G20 de Roma.
Desde la llegada del Frente de Todos al Gobierno, la Cancillería, la Secretaría de Asuntos Estratégicos y la embajada de Argentina en DC movieron sus influencias para lograr un cónclave entre Alberto Fernández y Biden. El líder demócrata desconfía de su colega y optó por postergar la reunión hasta nuevo aviso.
El calendario debería cumplirse para cerrar el acuerdo con el FMI. La relación con la Casa Blanca se vería en conflicto debido a las opiniones del Presidente de Moscú y Barbados. Posicionando a la Argentina cerca de un nuevo default con el Fondo y el Club de París.
Martín Guzmán tiene que cerrar con el staff agreement, después lograr que el Congreso lo apruebe, y por último solicitar al directorio del FMI que respalde su programa para acceder a los sucesivos desembolsos.
El ministro de Economía tiene 40 días corridos para lograr este objetivo. Y necesita -al menos- tres semanas para completar el staff agreement, dos semanas de debate parlamentario, y otras cuatro semanas para que el directorio del FMI trate el caso argentino.
“El entendimiento con el FMI suspende los plazos y nada habrá que pagar en marzo, si aún no se aprobó el acuerdo en el board del Fondo”, argumentaron en las cercanías del Presidente.
Por las dudas, la Casa Rosada ya pidió -de nuevo- una bilateral entre Alberto Fernández y Biden.
