En diálogo con FM La Petrolera 89.3 MHz, explicó: “Ayer fui a buscar a mi nena a la escuela Juan XXIII. Caminé hasta Rivadavia para tomar el colectivo. Miré la aplicación en el celular para ver cuánto faltaba, lo guardé en la riñonera y me puse sobre el paredón a esperar”.
El colectivo llegó lleno, y como no le ofrecen el asiento, decidió esperar el siguiente. En ese lapso, un auto frenó y descendió una adolescente que empezó a caminar hacia el centro: «Después la chica volvió. Me pregunta la hora, le digo que ya la había visto, ‘17:05’ y me manotea el celular y sale corriendo. Yo estaba con mi nena de 8 años”, contó.
Gloria corrió detrás de la joven, que tendría alrededor de 12 años. “Corrió una cuadra y media, llegó a la escuela San José Obrero, se tropezó, se cayó. La agarré de la pierna, me pega una patada. Le vuelvo a agarrar del pelo y le digo: ‘dame el celular’. Me lo tira contra la vereda y me pega otra patada”.
Afortunadamente, una maestra y una madre que pasaban por la zona y la acompañaron hasta su casa. “El mal rato no se lo deseo a nadie”, dijo.
Gloria asegura que la inseguridad en la zona es constante y pone el foco en la falta de presencia policial durante los horarios de entrada y salida de los estudiantes. “Lo que veo es que viene el patrullero, se sacan una foto y se van. La gente pide seguridad, hay muchos niños que se van solos”, señaló.
Denuncia que en el pasaje que conecta ambas escuelas, sobre San Martín, suelen refugiarse jóvenes que consumen drogas. “La piba que me quiso robar tendría 12 años, con los ojos rojos, re drogada. Así andan hoy los chicos”.
La entrevistada remarcó que la comunidad educativa viene pidiendo medidas desde hace tiempo: iluminación, recorridos policiales más frecuentes y presencia fija en los momentos críticos. “No se quedan a hacer recorrido como tienen que hacer. Media hora, una hora… lo que les cuesta media hora. Si quieren, los papás les llevamos mate”, sostuvo.
Las calles San Martín, Pensamiento, y el pasaje en la escuela San José Obrero forman parte de lo que los vecinos consideran un corredor inseguro. “Ahí arriba están todos los chicos que andan drogados. A la mañana, a la tarde, a cualquier hora es peligroso”, afirmó Gloria.
Gloria asegura que, hasta ahora, no ha podido hablar con ningún oficial. “No hay nadie. Si hoy llego a ver un policía va a ser suerte. Y le voy a decir que por favor controlen de ese lado”.
Y concluyó: “La ciudad es muy grande, señora, te dicen. Sí, pero policías también hay muchos. Pasan con el patrullero, van, vienen… pero no los veo en la escuela. Directamente me indignan porque no los veo«.
