Fue 1-1 contra Unión en Santa Fe en un partido para el infarto. Albertengo quedó mano a mano a dos minutos del final pero Castro le aguó la victoria. Los de Almirón fallaron tanto en ataque como en defensa.
Usualmente, el punto de visitante es bienvenido. Pero, poniendo en análisis las circunstancias y el andar de las acciones, resulta inevitable interpretar que el empate, para Independiente, fue escaso. Fue 1-1 ante Unión en Santa Fe pero hubo infinidad de oportunidades para modificar el resultado. Incluso, Albertengo podrá lamentar por el resto de la semana el increíble mano a mano que se perdió en el cierre…
El juego, algo dormido durante los primeros 15 minutos, despertó en un abrir y cerrar de ojos. Albertengo, medio pateando la tierra y medio empujando la pelota, concretó el 1-0 ayudado por el arquero Castro. Pero la alegría duró segundos, ya que en la jugada siguiente Tagliafico cometió un penal infantil y Malcorra lo cambió por el definitivo 1-1.
Pasados los goles, Independiente volvió a ser Independiente. O al menos ese que lleva el sello de Almirón. Mucho toque, buenas combinaciones, pero un error atrás de otro en defensa y al menos dos penales cometidos que Vigliano no juzgó. Esta vez, encima, falló en la definición, por lo que todo el trabajo ofensivo del segundo tiempo fue en vano.
Tras la derrota ante Belgrano, el Rojo sumó un puntito a su cosecha. Su gran orgullo, el hecho de haber ganado todo fuera de casa, llegó a su fin. Una vez más, Almirón tendrá trabajo de sobra para repasar en la semana.
