Maxi abordó este jueves el colectivo de larga distancia en el que iría a Puerto Madryn a participar de un encuentro de ajedrez. Toda la ilusión se vino abajo cuando uno de los choferes lo hizo descender del colectivo por no poder escanear el DNI que Maxi exhibía a través de su celular.
La familia de Maximiliano se comunicó con El Comodorense para poner en manifiesto la angustiante situación que atravesó el joven de 22 años, cuando estaba en un colectivo listo para viajar a Puerto Madryn y así participar de un encuentro de ajedrez organizado en esa ciudad, pero fue obligado a bajar de la unidad.
Todo sucedió cuando el joven, que posee autismo síndrome de asperger, abordó a las 16.40h de este jueves un colectivo de larga distancia de la empresa Don Otto junto a sus compañeros del Centro de Discapacidad con el fin de viajar a Puerto Madryn a formar parte de un encuentro de ajedrez.
Elsa, madre de Maxi, describió que el joven había atravesado “tres semanas de intensa preparación para que se anime a viajar con sus compañeros de ajedrez”, logrando que se suba al colectivo con todos los papeles correspondientes.
Pese a que el joven presentó la credencial de la obra social, el Certificado Único de Discapacidad y el pasaje, uno de los choferes lo obligó a bajarse de la unidad debido a que no podía escanear su DNI, que Maxi presentó a través de su celular por no tenerlo de manera física.
“Lo bajo así desde el 2do piso del colectivo, mi hijo quedó en la calle detrás de la estación de servicio Axion” del cruce de la ruta 3 y 39, a metros de la rotonda del barrio Palazzo, añadió la mujer en diálogo con este medio.
En esa línea se inscribe la denuncia social de la madre, que sostiene que hubo “mala voluntad de uno de los choferes de Don Otto, que no se tomó el tiempo de escanear el DNI y dijo ‘no viaja’ y lo bajó del colectivo”, todo esto pese a que había abonado el pasaje.
Aseguró que la empresa ofreció que Maxi pueda viajar en horario nocturno, pero esto según la familia “es un mal chiste, una burla, nos toman por pelotudos. Nadie en Don Otto dio la cara, solo había un pibe vendiendo pasajes”.
“Maxi se quedó en la terminar con el bolso, las ilusiones y la falta de respeto más aún indicando y frustrado con el dolor de saber que delante de todos lo bajó como un criminal solo por mostrar su pasaje y DNI en el celular”, aseveró más adelante.
Por último, Elsa aseguró que “esperamos en la terminal una respuesta y nadie contestó, no había un coordinador ni jefe supervisor, nada”.
