El Lobo mostró los dientes en La Plata: con Troglio asegurado en su cargo por un año más, Gimnasia brilló ante su gente, apabulló 5-2 a Unión y estiró su racha a ocho encuentros sin derrotas. La defensa del Tatengue tuvo una actuación para el olvido. El Cervecero ganó en su visita a Argentinos (2-0) y Banfield-Sarmiento terminaron sin goles anoche.
Apenas habían transcurrido 20 segundos de juego cuando Ignacio Martínez mandó la pelota al fondo del arco custodiado por Nereo Fernández luego de una jugada individual exitosa. Ni siquiera un minuto marcaba el cronómetro y Gimnasia ya estaba arriba en el marcador. Los dirigidos por Leo Madelón entraron muy pasivos al partido y, por eso, en la primera ocasión generada por el local (y ante la mirada y despiste de la defensa rival), no hubo reparos para comenzar a definir lo que aconteció luego. Porque más allá de que el Tatengue intentó levantarse en dos oportunidades desde Lucas Gamba y Ellacópulos, la actuación del Lobo rozó lo resplandeciente. Y, para colmo, la defensa del conjunto de Madelón no estuvo para nada iluminada.
En esa sintonía, la presencia de Alvaro Fernández fue clave. El 10 Tripero fue el estandarte del juego de su equipo y, además de meter el segundo gol del partido cayéndose en el área chica, asistió a Nacho Fernández en el primero y, en el complemento, metió un taco delicioso para que Meza estampe el cuarto grito. Así, ante la pésima actuación de la última línea del Tatengue (que, encima, se quedó con un jugador menos por la expulsión de Leo Sánchez a los 18 minutos del primer tiempo), Jorge Rojas también dejó su sello en la red con un doblete (empujó un pase de Meza y, posteriormente, coronó una jugada personal con una buena definición) y cooperó con esos tantos para que el conjunto de Troglio (quien hace unos días acordó seguir en el club por un año más) dejara en claro que, en La Plata, la fiesta de aullidos sería más local que nunca.
De esta forma, Gimnasia cerró el primer semestre con una buena campaña ya que, además de estar por encima de la mitad de la tabla de posiciones, acumula ocho partidos consecutivos sin derrotas (cinco ganados y tres empatados). La mala noticia de la jornada: el arquero Nico Navarro se retiró lesionado en la primera etapa, por lo que fue reemplazado por Bonin (en la semana le harán estudios para analizar la gravedad de la dolencia).
Cerveza para todos los Argentinos
Aunque falta la confirmación oficial y cerró el semestre con victoria 2-0 sobre Argentinos, Falcioni dirigió su último partido al frente de Quilmes en La Paternal. Uglessich y Canelo la metieron para un Cervecero condenado por su mala campaña.
El futuro de Julio Falcioni ya estaba sellado antes de llegar a La Paternal para afrontar la última fecha del semestre. Por eso, aunque su Quilmes se reencontró con la victoria y le ganó bien 2-0 a Argentinos, la mala campaña de Pelusa (siete derrotas, cuatro empates y cuatro victorias) terminó por condenarlo: aunque buscando algo de prolijidad la dirigencia no lo confirmó oficialmente, fue el último partido del ex técnico de Boca al frente del Cervecero.
Quilmes encontró la ventaja a la salida de un corner que conectó Uglessich, quien volvió a la titularidad luego de purgar una fecha de suspensión. Y cuando el equipo de Gorosito apretaba en busca del empate, una contra terminó por liquidar el partido: Braña dejó mano a mano a Canelo, quien clavó el segundo ante la salida del arquero.
El Bicho pugnó por el descuento con todas sus armas pero, en las que no estuvo fino para definir (dos veces Laso, que en tiempo agregado se fue expulsado), se encontró con un Benítez bien parado bajo los tres palos de la visita. Pero también pudo ampliar la victoria Quilmes, después de sendas malas salidas de Argentinos. Se acabó el semestre para la Cerveza y para Falcioni. Pero al menos se despidió con sonrisa.
Amargo 0 a 0 en Lomas de Zamora
Banfield ratificó su falta de solidez de local: apenas igualó con Sarmiento y acumuló sólo dos puntos en los últimos cuatro partidos en casa. Tuvo las más claras, una con un taco de lujo de Bertolo. Pero pagó por su falta de punch y elaboración.
Muchos elogian el buen juego de Banfield pero la realidad marca que ante Sarmiento ratificó que le cuesta resolver, sobre todo de local: sólo ganó dos partidos en el Florencio Sola en el torneo de Primera División, con el detalle fuerte que apenas acumuló dos puntos en los últimos cuatro juegos caseros. Ante un rival con más fuerza colectiva que poder creativo se quedó con sabor a poco con el 0 a 0. Lo mereció ganar, sobre todo por la intensidad que impuso en el arranque del partido, cuando Cuero y Bertolo sacudieron a Rigamonti. Aunque tiene sus culpas.
Precisamente el arquero fue uno de los puntos altos del Kiwi y del partido, por sus buenos reflejos. ¿Qué le faltó a Banfield? En el primer tiempo Viatri no tuvo buena sintonía con sus compañeros. Por algo Almeyda lo sacó en el entretiempo. Asenjo no fue la mejor solución aunque le tocó ingresar cuando su equipo ya había perdido precisión y profundidad. La resistencia de los de Lippi fue efectiva fundamentalmente porque Banfield estuvo lejos de su mejor versión. Se sintió la ausencia de Cazarez, convocado a la selección ecuatoriana, aunque la falta de individualidades de Sarmiento expone al bajo rendimiento del Taladro como principal causa del empate.
Quedó la bronca local por jugada en el que el taco de Bertolo cotizaba para gol de la fecha si no se la rechazaban sobre la línea. Aunque tampoco es excusa y vale poner en la balanza que Sarmiento bien pudo liquidar con una contra de Figueroa.
Sarmiento sumó cinco partidos sin meter un gol. Es evidente que no tiene poder de definición y se hace más sólido en el fondo. Aunque tampoco es una muralla imposible de quebrar. Por eso, la autocrítica la debe hacer mucho más Banfield que Sarmiento. El llanto final de Cuero es una demostración.
