Así, volvió a la victoria: le ganó bien, con un golazo de Licht, y ahora el Rojo quedó lejos de la punta, a cinco unidades de River y con un partido más.
No fue la noche de Independiente. Pegó un tiro en el travesaño y tuvo algunos remates que hicieron revolcar a Monetti, sí, pero la realidad es que jugó mal, sin ideas arriba ni solidez abajo y cayó con Gimnasia, que supo aprovechar su momento en el partido y convirtió el gol del triunfo, un golazo de Licht tras una pared con el uruguayo Alvaro Fernández. Así, el equipo de Almirón quedó a cico puntos de River pero con un partido más. Sí, lejos.
Desde el comienzo, el Rojo se plantó en campo rival para hacer pesar su protagonismo. La coyuntura lo exigía: tenía que ganar porque Lanús había triunfado el viernes ante Arsenal y porque no puede especular con que el puntero del torneo pierda puntos. Pero al local le faltó fútbol. Tuvo a un Montenegro activo en la primera media hora, participativo, con inteligencia para tocar, pero dio la impresión de que le faltó un socio. Los 5 defensores del Rojo parecían demasiado para las escasas pretensiones ofensivas del Lobo. Un remate en el travesaño de Zárate y un tiro libre del propio Rolfi que se fue cerquita fueron las chances más claras del partido en el primer tiempo.
En la segunda parte, cuando se esperaba ver a un Independiente con mayor profundidad ocurrió lo contrario. Lo bueno de los primeros 45′ se diluyó y ahí lo aprovechó Gimnasia. El Lobo vio que había chances y se animó. Después de exigir en un par de oportunidades a Diego Rodríguez, el 3 del Lobo (Licht) recibió del 4 (Oreja), avanzó, buscó la pared con el uruguayo Alvaro Fernández y le dio de primera para batir al Ruso y poner el 1 a 0.
Ese resultado sería inmodificable el resto del partido. El Rojo no pudo ni supo abrir a una defensa que se mostró muy sólida y, cuando intentó de media distancia, se encontró con la seguridad de Monetti para alejar cualquier tipo de peligro.
Todavía le quedan cinco partidos a los de Avellaneda pero la sensación es que ante el Lobo dejó escapar una oportunidad única para seguir prendido arriba. Y que el sueño grande, más allá de la buena campaña, suena a utopía.
