La inflación de noviembre se ubicó en 2,5%, en un contexto de avance del proceso de recomposición de precios relativos, con ajustes diferenciados según sectores y la evolución de costos y demanda. En los últimos doce meses, el índice de precios acumuló 31,4%.
La división de mayor aumento en el mes fue “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, con una suba de 3,4%, seguida por “Transporte”, que avanzó 3%. En el extremo opuesto, “Prendas de vestir y calzado” mostró la menor variación, con apenas 0,5% de incremento. En la desagregación por tipo de precios, los regulados subieron 2,9%, el IPC Núcleo avanzó 2,6% y los estacionales aumentaron 0,4%.
En términos de precios relativos, sectores como Energía, Transporte, Servicios y Regulados, que venían con fuerte atraso, lograron recuperar parte del terreno perdido. Según estimaciones de GMA Capital, en julio estos rubros estaban 15,5% por debajo de su relación “normal” respecto del primer semestre de 2019, mientras que en noviembre esa brecha se redujo a 14,4%. En contraste, Bienes, Alimentos y Estacionales, que hoy se encuentran en promedio 4% por encima de su nivel histórico, en julio mostraban un desvío de 5,6% sobre el valor de referencia.
De acuerdo con la consultora, las diferencias entre los rubros que más aumentaron y los que casi no se movieron responden a tres factores principales: ritmos distintos de recomposición de costos, paritarias con rezago y correcciones selectivas en insumos importados. En ese marco, las empresas con mayor capacidad de trasladar aumentos a precios lograron defender sus márgenes, mientras que los sectores regulados o con demanda menos elástica vieron deteriorar su rentabilidad. En la práctica, señalan en GMA, la economía no se detuvo, sino que reordenó sus jerarquías, con desempeños desiguales según el margen para ajustar precios y costos.
De cara a los próximos meses, distintos analistas coinciden en que el proceso de desinflación será más lento de lo previsto y que los registros mensuales se mantendrán en torno al 2%. “Los primeros datos de diciembre muestran una nueva aceleración de los precios. Al comienzo del pico estacional del turismo por las vacaciones de verano se sumó una nueva suba del precio de la carne en la primera semana, aunque la misma está atenuándose en la presente semana”, señalaron desde C&T Asesores Económicos.
En la misma línea, Federico Filippini, Head of Research de Adcap Grupo Financiero, indicó: “Nuestras primeras estimaciones para la inflación de diciembre se ubican en 2,3%, con riesgos sesgados al alza por incrementos en precios regulados y alimentos”. GMA Capital agregó que, si bien el REM del BCRA proyecta un 2% para diciembre, los indicadores de alta frecuencia apuntan a un número “más cercano al 2,5%, en línea con el dato de noviembre”.
El último informe de Aldazabal también advirtió que los indicadores de alta frecuencia siguen señalando una inflación por encima del 2% para diciembre, en un contexto de estacionalidad alta típica de fin de año, aunque con cierta desaceleración relativa frente a noviembre. Hacia adelante, la consultora proyecta que el proceso de desinflación gradual podría retomarse durante el primer trimestre de 2026, aunque la relajación monetaria reciente y un eventual cambio en el esquema cambiario podrían generar presiones temporarias adicionales y ralentizar la convergencia.
Más a largo plazo, LCG sostuvo que la estabilidad en las expectativas de depreciación dentro del esquema de bandas cambiarias para los próximos siete meses contribuye a aliviar presiones sobre los precios. A esto se suma una actividad económica débil y el efecto disciplinador de las importaciones sobre los valores internos. Sin embargo, la firma advirtió que sigue siendo difícil que la inflación converja rápidamente a tasas por debajo del 1% mensual en el corto plazo, debido a la inercia y al riesgo de futuras pujas distributivas vinculadas a salarios y recomposición de márgenes.
Por otro lado, LCG recordó que volverán a impactar los ajustes de tarifas de servicios públicos que estuvieron frenados antes de las elecciones, así como una nueva reducción de subsidios prevista en el Presupuesto 2026. Una eventual recalibración de la política cambiaria también podría sumar presión, aunque con efectos más acotados que en el pasado. Para los próximos meses, la consultora proyecta una inflación todavía en la zona del 2% mensual y estima que 2026 cerrará con una suba de precios del 20% anual medida punta a punta (y 25,5% anual en promedio).
