Una mujer narró su padecimiento cuando los médicos confundieron con la menstruación y la mandaron a hacer reposo tomando Ibuprofeno.
Este domingo 8 de mayo se cumplió un mes de que Antonella Malone acudió al Hospital de Olavarría en la provincia de Buenos Aires con graves dolores abdominales y sangrado vaginal, lo que primeramente fue interpretado por el personal médico como menstruación. “Me dieron ibuprofeno y me descartaron, sin ecografía ni nada”, comenzó relatando.
Apenas 24 horas más tarde debió volver de urgencia al nosocomio dado que los dolores se acrecentaron al igual que el sangrado. Además, había comenzado con un cuadro de vómitos.
“Me hicieron una ecografía transvaginal de emergencia y yo gritaba de dolor, mientras me hacían callar y me retaban por gritar. No me querían llevar en la silla de ruedas porque decían que podía caminar”, describió acerca del mal momento que pasó.
De allí la derivaron al quirófano de manera urgente aún sin conocer qué tenía, con la hipótesis central de que podría estar padeciendo una torsión ovárica. En un momento dado, un enfermero se acercó con un papel que rezaba que la joven estaba embarazada. “Ahí todo cambió”, recuerda.
Lo que la joven padecía era un embarazo ectópico se desarrolla fuera del útero, comúnmente en las trompas de Falopio. El feto crece en un lugar no apto para su gestación y termina dañando el órgano, generando un dolor severo a la paciente. Se trata de la primera causa de muerte materna y natal.
Mientras la anestesiaban, los médicos le admitieron que no sabían qué le podrían salvar, si las trompas de Falopio o los ovarios. “Desperté con una trompa de Falopio menos, habiéndome salvado de morir por un embarazo ectópico que la médica de guardia no supo detectar, ni quiso detectar porque me negó la ecografía”.
Para colmo, “a partir de ahí fui tratada de manera inhumana y sin nada de empatía. Nunca me sentí tan sola y desprotegida”.
Tras su experiencia, calificó de negligente la atención del personal médico al “mecanizar el diagnóstico y no realizar los estudios correspondientes, mandar a casa a un paciente con un analgésico por minimizar su cuadro, descreer los síntomas que el paciente refiere, no explicarle absolutamente nada sobre su situación, tratarlo mal porque grita de dolor, y mucho menos dejarlo solo y confundido en una camilla googleando lo que le había pasado porque nadie me decía nada”.
Ante ello, llamó a concurrir al médico si se presentan síntomas como dolor excesivo en el abdomen, sangrado inusual, vómitos o mareos. “El diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno salvan vidas”.
