Sueña con abrir el paquete y que aparezca el mejor. Este puede ser el último mundial de La Pulga y, para ella, tenerlo es como ganar la copa.
Le transpiran las manos. Acelera el paso. El corazón le late más fuerte. Es un instante en el que parece flotar entre la realidad y otro mundo. Sus pensamientos van a muchísima mayor velocidad que el movimiento de los dedos para abrir los paquetes de figuritas que, con suerte, conseguimos a cuentagotas en alguno de los kioscos del barrio, publica TN.
Evangelina, de 9 años, amante del fútbol y de la Selección, sueña con encontrar un 19 en la parte de atrás de alguna figurita, después de la sigla ARG, para darla vuelta y descubrir la cara de Lionel Messi.
No tiene a La Pulga. Se suma a la larga lista de argentinitas y argentinitos que lo buscan como agua en el desierto. Lo quiere, pero no quiere comprarlo ni imprimirlo aunque sean facilidades para acortar el camino.
Ella quiere abrir el paquete y que Messi gambetee y haga su entrada triunfal entre otros jugadores como él pero distintos a él. Como en la cancha pero en su mano.
Tener a Lionel es “su” objetivo para un Mundial que va a vivir con todos los sentidos. Hubo otros mundiales antes, pero este es el primero en el que siente esa pasión argentina primitiva que une sin fisuras ni grietas.
Evangelina le comentó a su madre, la periodista Valeria López, relatora de esta historia, que »este puede ser el último mundial de Messi, mamá. Tenerlo para mí es como ganar la copa».
Además, comentó que en la escuela habló con Juan Francisco, Ian y Ramiro, sus amigos futboleros, sobre el valor de conseguir a Messi.
Dos de ellos ya lo tienen y dos -ella incluida- no. Llegaron a la conclusión de que no había felicidad mayor pero que, a su vez, algo se rompía y no volvía a ser lo mismo. Que de alguna manera llenar el resto del álbum perdía sentido y que, por eso, no estaba tan mal esperar hasta el próximo paquete.
Pero la niña no pierde la ilusión. Sin Lionel, pero con el fanatismo intacto, decidió dibujarlo. Lo hizo en un recreo del colegio con lo que se acordaba de la figurita original y después de verlo en miles de videos en las redes de fanáticos que sí lo tienen.
La madre guardó la réplica como un tesoro para mostrársela cuando crezca. Es un elemento que representa lo que todos sentimos alguna vez de niños y que recircula de grandes, desde hace años con Messi y siempre con la Celeste y Blanca.
