Hay un nuevo escenario producto del atentado y de la centralidad de Cristina. ¿Cuánto afecta los planes de la dirigencia local? Hay temas en discusión. ¿Se discuten los plazos electorales? El mandato de Arcioni, y una pregunta que podría inquietar a la política.
Pasados cuatro días desde el atentado contra la vida de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, caben varias consideraciones. La primera es de carácter religioso. Dios existe y es argentino, no caben dudas. Si hubiese salido la bala del brasileño, que logró ponerse a centímetros de Cristina para gatillarle una pistola Bersa prácticamente a la cara, muy probablemente hoy estaría prendido fuego el país, introduce la columna política de diario El Chubut, De Puño y Letra.
Correría sangre en las calles, estaríamos al borde de una guerra civil y sumidos en el caos. El Gobierno nacional habría durado -con suerte- hasta el viernes a la noche. En vez de sesionar por repudios más o menos acordados, el Congreso estaría en asamblea eligiendo presidente y vice, con las fuerzas de seguridad probablemente retirando cadáveres de la vía pública. Habría cacería de opositores, periodistas y jueces, y a la vez, venganzas.
Por suerte, nada de todo ello ocurrió. Es contrafáctico. Pero esa realidad distópica estuvo cerca. El país entero estuvo colgado de un hilo al borde del abismo. Aún así algo es seguro: Esta “desgracia con suerte” dejó un nuevo escenario, y lo que cabe aquí es ver en qué modifica los planes del oficialismo y el PJ en Chubut como adherentes al Frente de Todos, y si el atentado fallido y la nueva y absoluta centralidad de la vicepresidenta, tiene coletazos en Chubut.
Hay una línea divisoria, además, que se notó en los diversos mensajes de repudio de la dirigencia peronista chubutense, y de sus aliados. Hubo “halcones” que acusaron a la oposición, a los medios y periodistas independientes y a la Justicia, de generar el “odio” que terminó provocando el atentado.
El abanderado de esta exaltación fue el diputado nacional Santiago Igón (La Cámpora-Chubut) y con un decibel menos pero en la misma línea, anduvo el senador nacional Carlos Linares. Igón fue más allá. Mientras el senador nacional José Mayans decía en Radio 10, ayer, que cabría cancelar la Causa Vialidad para garantizar la paz social, el diputado Igón dio aire a un posteo del diputado nacional Rodolfo Tailhade. Sugieren que la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo, andan en algo raro para encubrir el atentado que están investigando.
El resto del peronismo chubutense recorrió la afectividad, la empatía con Cristina, el repudio al ataque y la defensa de la institucionalidad.
Dicho esto… ¿Cómo mueve la aguja en nuestra provincia, el nuevo escenario?
Se sabe desde hace meses que tanto el intendente de Comodoro Juan Pablo Luque como el vicegobernador Ricardo Sastre, los principales aspirantes de la gobernación de Chubut por el peronismo y sus aliados, piensan que sería conveniente desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales. Y ello, independiente de una eventual candidatura de Cristina Fernández, la única y principalísima dirigente con la que cuenta el peronismo.
Ya desde la acusación del fiscal Diego Luciani, la vicepresidenta venía ordenando y alineando al peronismo en defensa de su figura. El atentado del jueves radicalizó este híper posicionamiento.
Alrededor de Cristina hay dos teorías políticas que sólo el tiempo y las encuestas serias podrían confirmar. La primera dice que habrá una empatía tipo “Efecto Néstor”, como cuando el ex presidente murió en 2010 y ella arrasó con el 54% de los votos en 2011. Ese súper poder la haría invencible el año que viene.
Otra línea de pensamiento indica que la ex presidenta sólo podría recuperar a quienes alguna vez la quisieron y la votaron, y que fueron partiendo desilusionados sobre todo con la economía. En ambos casos, ni Luque ni Sastre dudarían en la conveniencia de adelantar las elecciones y comenzar cuanto antes una transición.
