La Copa del Mundo es mucho más que un trofeo: es el símbolo máximo del fútbol y la FIFA la cuida con reglas estrictas. El transporte del trofeo exige requisitos puntuales como hacerlo con guantes blancos en señal de respeto por el sueño que representa.
El valor de la Copa del Mundo ronda los 20 millones de dólares, y la FIFA no deja nada librado al azar. Cuando se traslada, el encargado debe usar guantes especiales y está bajo un control permanente. El trofeo suele exhibirse en el museo de la FIFA en Zúrich, Suiza, pero el lugar donde se guarda realmente es un secreto absoluto.
El entrenador argentino cumplió con ese requisito y dejó la copa en un atril antes de intercambiar algunas palabras con una de las presentadoras de la ceremonia.
¿Quiénes pueden tocar la Copa del Mundo?
La lista es corta y exclusiva. Solo los jugadores y entrenadores campeones, los jefes de Estado y los funcionarios de la FIFA pueden posar sus manos sobre el trofeo. Ni siquiera los organizadores, ni los empleados de seguridad, ni los invitados VIP tienen ese permiso.
Cada cuatro años, la Copa —que pesa seis kilos y está hecha de oro macizo— recorre el mundo en una gira que parece sacada de una película de espías. La seguridad es total: guardias armados, traslados en vehículos blindados y vigilancia las 24 horas. Cuando el trofeo llega a un país, como ocurrió en Estados Unidos, solo el presidente —en ese caso, Donald Trump— puede tocarlo oficialmente entre millones de habitantes.
