Ni las advertencias oficiales ni la liquidación récord de divisas por parte del agro lograron frenar la suba del dólar. En mayo, el sector exportador ingresó unos US$ 3.000 millones, un 20% más que en abril, impulsado por la inminente suba de retenciones a partir de julio. Sin embargo, lejos de acercarse al piso de la banda de flotación, el tipo de cambio mayorista subió un 2,3% y cerró el mes en torno a los $1.189, cada vez más cerca de los $1.200.
La suba del dólar se dio incluso en un mes estacionalmente favorable, lo que genera señales de alerta en el mercado. “Hay más demanda que oferta, y eso preocupa”, explicó el economista Martín Polo, jefe de Estrategia de Cohen. Según su análisis, en abril el dólar ya había trepado un 6% y, en dos meses, acumuló un alza que deja atrás la pauta oficial de devaluación del 1% mensual.
Desde el Gobierno ya no se aferran al viejo discurso del dólar a $1.000. José Luis Daza, viceministro de Economía, lo dejó claro: “Si no va al piso, no pasa nada. Con que se mantenga, ya está. En términos de inflación, no agrega presión”. De hecho, el oficialismo apuesta a que mayo cierre con una inflación récord a la baja, por debajo del 2%, gracias al ancla cambiaria, topes salariales del 1% y subas tarifarias acotadas.
A pesar del ingreso de divisas, otros factores empujaron la demanda de dólares. Las provincias habrían pagado compromisos por US$ 404 millones, mientras que empresas privadas prefirieron dolarizar sus pesos antes que suscribir la cuarta serie del Bopreal. En la city, observan también el “efecto calendario” de fin de mes como otro factor de presión.
La creciente demanda en el mercado minorista y la falta de confianza en el Bopreal reflejan tensiones subyacentes. “La narrativa del dólar al piso fue más marketing que una hoja de ruta creíble”, dijeron desde Grit Capital Group. Mientras tanto, las reservas del Banco Central cayeron a US$ 36.800 millones y el riesgo país se mantiene en torno a los 650 puntos, muy por encima de los 250–300 que el Gobierno considera compatibles con un tipo de cambio de equilibrio.
Aunque en el oficialismo celebran la desinflación como señal de éxito, los analistas advierten que la estabilidad del dólar no está garantizada. “Las reservas siguen débiles y el esquema cambiario depende del frente político”, señaló el economista de un banco privado. En otras palabras, el dólar puede no haber tocado fondo, pero la incertidumbre sí parece estar en alza.
