Unión logró una victoria por 1-0 en el clásico con Colón más allá de estar descendido. En el partido que se jugó sin público por razones de seguridad, el Tatengue estiró a dos su ventaja en el historial de Primera.
Terminó siendo una fiesta sin invitados. Unión venía golpeado por el descenso que se consumó el pasado en el partido contra San Lorenzo pero pudo darse un gustito más en este torneo frente al rival de toda la vida. En este certamen ya le había ganado a Boca y estuvo a punto de hacer lo mismo ante River, con quien terminó empatando.
Decíamos, que fue una fiesta para pocos porque por razones de seguridad se jugó sin público. Eso no evitó el desahogo final del Tatengue, quien estalló en un abrazo una vez que sonó el pitazo final. La única diferencia llegó por el penal que convirtió Lizio, en una jugada en la que Magnín se le escapó a Romero y éste terminó bajándolo desde atrás. Pero el Sabalero, herido en su orgullo, trató de evitar la derrota y por eso el clima se fue calentando. Delfino expulsó a Alcoba por una patada menor a la que Magnín había pegado unos segundos antes. En el medio de eso hubo un penal reclamado por Curuchet, quien siguió protestando y vio la roja con el encuentro concluído.
Después de un año, los de Facundo Sava volvieron a ganar en su casa y estiraron a dos partidos su ventaja en el historial en encuentros de primera división.
