Habitantes del sector reclaman que sigue siendo un lugar olvidado de la ciudad por parte de las autoridades. Nelson Cárcamo, un vecino de la calle Jorge Verdeau al 800, manifestó que él como muchos otros que viven en el sector, mayoritariamente ocupado por empresas, tiene las preocupaciones lógicas de no poder hacer oír sus reclamos como habitante de una casa de familia en esa zona donde los servicios, la limpieza y el mantenimiento, brillan por su ausencia.
“Tenemos varios temas que nos preocupan, pero el principal es el de las cloacas, ese sí que es todo un tema. Después hay otros importantes como la iluminación, la señalización, el cuidado, porque cualquiera viene, te tira basura y se va. además, cada vez que llueve esta calle (la de su casa) es un río y está como dos meses sin fraguar. Nadie te da bolilla, hay que molestar mucho pidiendo”, reclamó.
Su máxima preocupación pasa por lo sanitario: con las cloacas, desde los cuatro años que lleva viviendo en el lugar, Cárcamo lamentó que las empresas, que todas tienen retroexcavadora, no se preocupen demasiado porque al tener maquinaria, si se les llena un pozo ciego hacen otro al lado y se terminó la historia para ellos, pero él y otros tantos -como familias- no tienen esa posibilidad.
La calle tiene muchas irregularidades, pero eso no es un condicionante. Junto a otros vecinos pagaron un proyecto hace dos años que después caducó porque no hubo más adherentes. “Las empresas no se sumaron, como que no les interesa. Somos pocos vecinos, pero no por eso nos tienen que dejar sin cloacas. Después se hizo otro proyecto, con otra caída para unir las ramificaciones”, recordó.
Dijo que hablamos con un tal Román, y les comentó que había una posibilidad porque la empresa Key iba a pagar su frente, pero no el costado, “por eso no nos pueden tirar la extensión para nuestro lado. Queremos lo que sea, por lo menos cloacas, después las cosas mínimas de a poco. Nos da bronca porque como propietarios pagamos las cosas y cuesta mucho”, lamentó.
El camión ‘chupa’, aún pese a lo bien realizado que está el pozo al fondo de su vivienda, tiene que ir unas cinco veces al mes ($200 cada una el costo) a retirar los residuos cloacales, sin detrimento de que el desagote del lavarropas da directamente al frente de la calle (foto) para no llenar tan rápidamente al orificio destinado al baño y la cocina.
“Nos dijeron que no le corresponde al municipio venir a estos lugares. Queremos las cloacas porque en su momento las hemos pagado. En la municipalidad nos dijeron que sólo se atiende a los barrios carenciados. Es un presupuesto, porque si me cobran X plata por traer las cloacas de allá abajo y tengo que pagarlas, y me cobran otra para hacerme otro pozo, elijo lo primero, no tengo espacio para seguir haciendo un pozo al lado del otro”, explicó el vecino.
En tal sentido, el tema obras no sería un impedimento para circular por lo que las mismas no serían perjudiciales para las empresas. Salvo que llueva mucho y entonces sí se complicaría el tránsito. Pero eso tendría solución con un paso regular de máquinas niveladoras, emparejando la trama, pudiendo seguir con el tendido de cloacas. Pero parece ser sólo un sueño de quienes allí viven.
Otros impedimentos
Existen problemas que vienen del lado del Crematorio, donde hay terrenos de gran tamaño y muy aprovechables, pero muchas veces olvidados por la falta de representación barrial, lo que origina basurales y lo tornan inhóspito por la desidia de larga data que dio por olvidado el lugar, en un sector que bien podría tener mejor destino para esos espacios.
“Lamentablemente no tenemos a nadie que nos represente, una Unión Vecinal o alguien que dé la cara y que vaya a la municipalidad y pida por esa limpieza. Acá no sabés quién está afuera a la noche. A veces ves que se para alguien y uno se pregunta quién es y qué hace”, cuenta Cárcamo.
De noche el lugar es muy oscuro: “mirás por la ventana y no ves lo que hay afuera. Pero lo que más nos preocupa es lo de la cloaca. Estamos peleando por eso desde hace rato. Fuimos, averiguamos, peleamos un proyecto y siempre quedan en dar una respuesta, pero no la dan”, insistió.
Un inconveniente más es la vía de salida al centro de la ciudad. En caso de una emergencia, no hay repaso de calles y es incómodo transitar. Hay una arteria muy usada que comunica al sector con el barrio Abel Amaya, pero la única salida para ir hacia el centro es el semáforo cercano a la VTV. Y en las horas pico es complicado salir por la cantidad de maquinaria que circula.
Como cualquier familia, tienen hijos que van a actividades y escuelas y tienen que salir por ese sector. Muchas veces hay inconvenientes para salir porque los que vienen por colectora se quieren meter y más de una vez terminan con algún inconveniente.
En cuanto a seguridad vial, les parece perfecto el cierre del paso en la ruta que impide acceder al sentido sur-norte desde antes de la bajada al sector del autódromo sobre Ruta Nacional Nº 3, pero igualmente creen que se han quedado atrás en el tiempo con el tema calles.
“Lo único que queremos es que pase la máquina, que venga. Mucho se habla de que este es un barrio viejo, hablando de otros sectores de la ciudad como el Pietrobelli, y que por eso se merecen cordones cuneta, o asfalto. ¿Y este barrio?”, se preguntó el vecino del Industrial Humberto Beghin, por uno de los más viejos junto al General Mosconi y Kilómetro 5.
Y lamentó, sin ánimo de polemizar, que en el sector bajo lindante del Abel Amaya, en su extensión, hay muchos asentamientos que tienen incluso cordón cuneta, para gente que se ha metido ilegalmente. También destacó que por la proliferación de empresas en su sector, las mismas han recibido notas para sumar su apoyo y presentarlas en el municipio, aunque no hay respuestas todavía.
