Silvina Vera conoció a Claudio hace casi cuatro años, cuando él vivía en condiciones de extrema vulnerabilidad. “Vivía en una casa que no tenía piso ni baño”, recordó. Por eso, sin dudarlo, decidió llevarlo a su casa para ofrecerle un espacio, compañía y comida caliente.
“A Claudio lo conocí en un lugar que yo cuidaba. En ese momento él no estaba ciego, hacía changas para vivir. Le dije: ‘No veo justo que vos vivas de esta manera’”, contó Silvina.
Sin embargo, el tiempo fue agravando la situación. Claudio perdió la vista y desde entonces necesita asistencia constante. A pesar de los pedidos y las visitas de trabajadores sociales, la ayuda concreta nunca llegó.
“Yo trabajo y necesito que lo lleven a un asilo, porque él no tiene la asistencia que necesita. Los trabajadores sociales han desfilado por acá, pero sigue esperando las zapatillas que le prometieron hace meses”, reclamó.
Silvina también se encargó de que Claudio recibiera atención médica. “El doctor me dijo que no tenía sanación su vista”, expresó con tristeza. Este septiembre se cumplirán cuatro años desde que ella le abrió las puertas de su casa.
“Yo no quiero que él esté solo ni pase hambre, pero tampoco puedo hacer todo sola. Necesitamos una respuesta”, concluyó.
