Podría ser uno de los tantos experimentos en danza en los principales despachos oficiales, pero por estas horas el Gobierno estaría analizando suspender las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), a las que convocó oficialmente para el 11 de agosto.
Según pudo saber el portal informativo bonaerense Agencia NOVA, hay varias razones que los monjes negros de Balcarce 50 le llevaron a Cristina Kirchner, aunque la propia Presidenta también abriga las suyas, y de hecho habría sido la responsable de “bajar” la inquietud al resto de la mesa cada vez más chica de Olivos.
La primera: la posibilidad real de que la Justicia frene la elección directa de los consejeros de la Magistratura, que ya cuenta con al menos cinco fallos adversos en todo el país. Las distintas asociaciones de abogados y magistrados se presentaron a la Justicia para denunciar la “inconstitucionalidad” de la reforma, que integró el paquete de seis leyes de la llamada “democratización de la Justicia”.
En los últimos días, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, señaló que el máximo tribunal resolvería con celeridad los casos que llegaran hasta esa instancia sobre la supuesta inconstitucionalidad de la reforma. De obtener luz verde en la Justicia, la elección directa de los consejeros en las PASO quedaría suspendida. Ergo, la resolución sería una fuerte derrota política del Gobierno de cara a una elección “clave”.
Hay un detalle más. La votación de los integrantes del Consejo de la Magistratura le permitiría al kirchnerismo “nacionalizar” la elección, siendo que en cada distrito habrá una boleta distinta de candidatos a legisladores. Con la incorporación del cuerpo de la Magistratura, que será el mismo en todo el país, el votante podrá ser traccionado a inclinarse por el FpV. Por eso en el Gobierno no quieren arriesgarse y prefieren borrar todo de un plumazo, por decreto.
La segunda cuestión es que, si los distintos partidos de oposición persisten en su idea de no disputar candidaturas en las PASO, ocurriría lo mismo que en 2011: las primarias no servirían, técnicamente, para nada. “Sería un gran gasto administrativo y un desgaste para el electorado, porque tendrían que ir a votar dos veces”, reconocen las fuentes consultadas.
En el Gobierno analizan que, sin disputas abiertas de la oposición, no hay primarias que valgan. Eso sumado a que mucha gente nunca las terminó de entender. Es habitual fuera de los círculos políticos la pregunta respecto de “qué se vota en agosto”. Pese a las numerosas campañas, la Rosada nunca logró explicarlo correctamente.
La tercera razón está vinculada a lo puramente electoral. Con los números ajustados en las encuestas que no dejan de acercarle a Cristina en Balcarce 50 en el oficialismo prefieren no arriesgarse.
Presumen un resultado “ajustado” en la provincia de Buenos Aires, independientemente de si la cabeza de lista es Alicia Kirchner, Florencio Randazzo o Sergio Berni, lo que dejaría a la oposición expectante y con un campo abierto rumbo a los comicios de octubre para reforzar las denuncias de corrupción. “No sea cosa que Jorge Lanata tenga guardada una nueva investigación para la recta final”, evalúan.
La decisión todavía no fue tomada. Pese a que por ahora las PASO “se hacen”, nadie en el Gobierno puede descartar lo contrario. El kirchnerismo ha sabido dar clases en cuanto a decisiones intempestivas.
