El Tribunal Oral Federal N°7 comenzó esta mañana el juicio contra Cristina Kirchner y otros 86 exfuncionarios y empresarios en la causa de los Cuadernos de las Coimas, el juicio más grande de corrupción de la historia de los tribunales argentinos, que se transmite por YouTube de manera abierta.
Minutos después de iniciada la audiencia, pasadas las 10.20, el juez Enrique Méndez Signori, al frente del tribunal, les pidió a los acusados: “Arbitren las medidas necesarias para que se los pueda ver”. Todos debían mostrarse frente a su cámara.
Varios acusados se escondían hasta entonces detrás de sus abogados. Empresarios y funcionarios que no querían ser vistos.
Tras la advertencia del juez, el abogado Alberto Beraldi cambió el encuadre de su cámara y Cristina Kirchner apareció sentada a su lado, con una polera blanca y un saco oscuro.
El proceso comenzó con la lectura de la acusación que el fiscal que investigó este caso, Carlos Stornelli, presentó en una de las seis causas que conforman el juicio por los Cuadernos de las Coimas.
Ese texto comienza con la declaración del periodista de LA NACION Diego Cabot, que narra cómo recibió los cuadernos de las coimas de manos de Jorge Bacigalupo, y las primeras comprobaciones que realizó sobre esos datos.
Luego, el escrito narra que tras las comprobaciones judiciales iniciales, se realizaron los primeros allanamientos, donde fueron detenidos empresarios y exfuncionarios.
Luego, la acusación narra la evaluación que hizo el fiscal al considerar a Cristina Kirchner jefa de una asociación ilícita y coautora de los cobros de coimas.
La fiscalía relata en su requerimiento cada pago que recogieron Roberto Baratta -que era un funcionario muy cercano al ministro Julio De Vido- y otros funcionarios de los empresarios y cuenta cómo esa plata, en ocasiones, terminaba en manos de funcionarios o en el departamento de Recoleta de Cristina Kirchner, donde los recibía su secretario privado, Daniel Muñoz.
Quien comenzó hoy con la lectura de los requerimientos fue la secretaria del tribunal María Cecilia Chichizola.
Entre lo que leyó, decía también que la destinataria final del dinero de los sobornos era Cristina Kirchner.
Cerca de las 11.30, la lectura continuó a cargo del otro secretario, Ernesto Ruiz, y a las 12.25 se dispuso un cuarto intermedio. “Llevamos ya dos horas de lectura”, dijo Méndez Signori.
Este juez, Fernando Canero y Germán Castelli están físicamente en una sala de audiencias en el sexto piso del Palacio de Tribunales, en Talcahuano 550. Los 87 acusados, en cambio, están en sus casas o en los estudios de sus abogados, conectados por Zoom.
Cristina Kirchner está en San José 1111, donde cumple una condena por la causa Vialidad a 6 años de prisión.
Al mediodía, la lectura no había llegado a la página 100 del primer requerimiento fiscal, que tiene un total de 678 páginas. Seguramente, este documento terminará de leerse en otras jornadas. Por ahora, las audiencias de este juicio serán solo los jueves, entre las 9.30 y las 13.30. Desde el 3 de marzo, se sumarán los martes como segundo día de audiencias.
El caso de los cuadernos, en rigor, son seis causas conexas y cada una tiene un auto de elevación a juicio donde se narran los hechos según la óptica del fiscal que investigó el caso, Stornelli.
La etapa de la lectura se extenderá hasta el 11 de diciembre, según lo previsto.
La fiscalía está a cargo de la fiscal general Fabiana León, el fiscal coadyuvante Nicolás Codromaz y los auxiliares fiscales Guido Ignacio Ambrosio y Claudio Nimis.
Tras la lectura de los requerimientos de elevación a juicio, se abrirá formalmente el juicio oral y se preguntará a los defensores y querellantes si tienen alguna cuestión preliminar para plantear, por ejemplo nulidades, o algún otro asunto que entiendan que debe resolverse de antemano.
Los jueces suelen posponer su resolución para el final del juicio, excepto asuntos urgentes. Una vez completada esta etapa comenzarán las declaraciones indagatorias de los acusados. Es la oportunidad que tienen los imputados de realizar su defensa. Todo esto podrá verse por Zoom abierto. La fiscalía quiere que las indagatorias sean presenciales.
Tras esas declaraciones comenzará a exhibirse la prueba a través de las declaraciones de los testigos. Esa etapa no se podrá ver por YouTube abierto, sino que solo podrán asistir los periodistas y público acreditado en un Zoom cerrado.
Esto es para que un testigo que debe declarar no sepa de antemano lo que declaró el testigo anterior y pueda acomodar así su relato. Una vez finalizadas las declaraciones de testigos y peritos, comenzarán los alegatos donde se volverá a conectar el YouTube para que todo el mundo pueda ver el cierre del proceso y la lectura del veredicto.
Se estima que todo el juicio durará varios años, porque los testigos previstos son más de 440 y los acusados son 86. Cada uno con sus abogados, que pueden interrogarlos a su antojo.
