En diálogo con FM La Petrolera, explicó que la patología puede presentarse en forma aguda, subclínica y crónica, lo que dificulta su diagnóstico temprano y hace que muchos animales lleguen a la consulta en estado avanzado.
La profesional señaló que, si bien la garrapata es habitual en perros, también se está viendo con mayor frecuencia en gatos, algo poco común, lo que evidencia la magnitud del problema. Reiteró que la forma más efectiva de prevención es el uso de pipetas y pastillas antiparasitarias, además de baños y otras medidas complementarias, especialmente cuando comienzan los días más cálidos y ventosos, que “despiertan todos los bichos que están dando vueltas por los patios y la tierra”.
García Chahín describió que muchos tutores no consultan específicamente por erlichiosis, sino porque observan al animal “deprimido, que deja de comer, con sangrados nasales u oculares o muy venido abajo”. A partir de estudios de laboratorio, los veterinarios detectan alteraciones en la sangre que orientan al diagnóstico y, según la profesional, hoy la enfermedad está “súper presente” en la clínica diaria. Entre los síntomas mencionó letargo, pérdida de peso, anorexia, cojeras y la aparición de otras enfermedades asociadas, ya que la bacteria afecta el sistema inmunitario.
La especialista detalló que la infección se produce cuando una garrapata pica a un perro enfermo y luego a otro animal sano, transmitiendo la bacteria tras un período de incubación de alrededor de diez días. En la fase crónica, la enfermedad puede afectar las células sanguíneas, el bazo, los ganglios linfáticos y el riñón, pudiendo derivar en fallas orgánicas graves e incluso en la muerte del animal si no se trata a tiempo. Indicó que existen tratamientos antibióticos eficaces, pero insistió en que “la prevención es la mejor manera de evitar estas enfermedades”.
Consultada sobre el impacto de la situación económica, García Chahín fue contundente: muchas familias demoran la consulta o la prevención porque no pueden afrontar los costos. “Al perrito le ponen la pipeta el día que lo ven lleno de garrapatas, y ahí ya es tarde, porque ya corrió el riesgo de enfermarse”, lamentó. Recomendó, al menos, buscar alternativas más económicas y mantener siempre la higiene de los patios, con pasto corto y uso de insecticidas o productos diluibles para reducir la presencia de garrapatas en el entorno.
La veterinaria también subrayó que las garrapatas y otros parásitos no sólo afectan a las mascotas, sino que pueden trasladarse a la casa y a las personas, alojándose en paredes y distintos rincones, algo que se agrava en una zona ventosa como Comodoro, donde “mover un poco de tierra hace que salgan volando para todos lados”. Por eso insistió en mantener los parásitos “en un nivel bien bajo” con controles y tratamientos regulares, y no esperar a que el animal esté muy comprometido para actuar.
García Chahín advirtió además que la crisis económica está generando otro efecto preocupante: la disminución de la vacunación y la reaparición de enfermedades que estaban casi erradicadas, como el moquillo. Contó que muchas personas esperan varios días antes de consultar porque confían en que la mascota “se va a mejorar sola”, y cuando finalmente llegan al veterinario el cuadro es mucho más complejo. Reconoció que los insumos veterinarios han aumentado y que a los profesionales también se les hace difícil sostener tratamientos o consultas impagas, aunque muchas veces intentan ayudar, indicando medidas mínimas hasta que la familia pueda reunir el dinero.
Finalmente, la veterinaria remarcó que todo esto vuelve a poner en el centro la idea de tenencia responsable. “La pipeta, las garrapatas, las vacunas, todo esto es parte de ser un dueño responsable”, afirmó, y llamó a la comunidad a tomar recaudos, informarse y no postergar la prevención ni la atención de sus mascotas, porque de ello depende su calidad de vida y, en muchos casos, su supervivencia.
