Por primera vez, el undécimo Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas del país es bimodal, virtual y presencial. Las preguntas que se incorporaron y las que no pasaron el filtro
El censo del 27 de octubre de 2010 proyectó que en 2020 la población argentina sería de 46.800.000 de ciudadanos. Pasaron poco menos de doce años de aquel pronóstico. El rango de error de estimación se incrementó con la postergación del undécimo Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas, previsto para 2020 y descartado por la pandemia del coronavirus, según publica Infobae.
La idea medular del relevamiento es contar a todas las personas que habitan el suelo argentino en un momento determinado: las viviendas, los hogares, las características demográficas y socioeconómicas de sus habitantes.
“Se podrá saber cuántos somos, cómo somos y cómo vivimos”, define el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), responsable de coordinar el relevamiento.
Desde las 0 horas de hoy ya está habilitado el botón “censo digital”, que figura en la esquina superior derecha de la página web censo.gob.ar. Es la primera vez que se realiza en el país un censo bimodal: digital y presencial.
Durante 63 días correlativos -la opción se invalidará a las ocho de la mañana del miércoles 18 de mayo-, los ciudadanos podrán completar el formulario desde cualquier dispositivo digital con conexión a internet.
La carga online de la información no reemplaza la visita presencial. “El censo digital no exime que debamos estar en nuestras casas el día del censo presencial”. Ese día será el miércoles 18 de mayo, feriado nacional garantizado por el Decreto 42/2022, y los censistas visitarán todas las viviendas del país entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde.
De las 600 mil personas que componen la estructura censal, 456 mil son censistas de aglomerados urbanos.
Habrá, a su vez, regímenes especiales para personas en situación de calle con censistas específicos, operativos de viviendas colectivas -geriátricos, cárceles, hospitales, centros religiosos, hoteles residenciales, paradores- y relevamientos en áreas rurales. Estas visitas se realizaran entre el 16 y el 17 de mayo.
Voluntarios, universitarios y preferentemente docentes, recorrerán 36 viviendas urbanas denominadas normales o 18 consideradas complejas (barrios populares o áreas de difícil acceso). Trabajarán ocho horas como máximo y obtendrán una retribución económica de seis mil pesos.
Lucirán una pechera representativa y una credencial con sus datos personales (nombre, apellido y DNI). Las autoridades sugieren, por cuestiones de prevención sanitaria, que el relevamiento se realice en la puerta de la vivienda.
“No es necesario que la persona censista ingrese a tu hogar”, afirma el portal de preguntas frecuentes. Se estima que el cuestionario para una familia tipo de cuatro integrantes no demore más de quince minutos.
La respuesta online suprime el tiempo de respuesta a un mero trámite presencial. La persona que reciba al censista deberá acreditar el comprobante que obtendrá al completar el censo digital: es un código alfanumérico de seis dígitos que no necesita imprimir o exhibir.
Solo con nombrarlo, el censista podrá corroborar la carga completa y correcta de la información. Ese código será similar (la única diferencia es que agregará un número al final), al código único asociado a la vivienda -de cinco dígitos-, un trámite previo en el que se deberá validar el domicilio y que habilita la carga de la información en un sistema que permitirá guardar el proceso y poder continuarlo en otro momento.
Las autoridades suponen que completar el formulario online no debería demorar más de diez minutos.
Son, como máximo, 61 preguntas únicas para todos los habitantes del país. En el censo de 2010, que es recordado por coincidir con el día de la muerte de Néstor Kirchner, hubo dos modalidades: el básico y el ampliado. El básico era general y tenía 35 preguntas. El ampliado fue contestado por el 10% de la población y suponía 67 consultas.
Este nuevo relevamiento, además de la innovación digital, tiene un cambio de fondo: es un “censo de derecho” y no un “censo de hecho”. Se computa, por primera vez en el país, a las personas que residan habitualmente en cada vivienda para retratar una imagen más fidedigna.
Por lo tanto, se deja de retratar a las personas que durmieron esa noche en esa casa, en pos de reducir los eventos circunstanciales. “Esto es mucho mejor en términos metodológicos porque te permite identificar mejor dónde la población consume servicios públicos, por ejemplo”, expresan desde el Indec.
Las 61 preguntas están divididas en dos módulos: el del hogar -lo respectivo al acceso a servicios, características de la vivienda, entre otras condiciones- y el de cada persona miembro del hogar.
En el formulario impreso son doce páginas y el orden se altera en las planillas online. Hay preguntas nuevas y cambios de lenguaje en comparación al censo anterior: pasaron doce años, leyes aprobadas y nuevas demandas de la sociedad.
La identidad de género, por ejemplo. “¿Cuál es el sexo registrado al nacer?” tiene tres respuestas posibles: “mujer/femenino”, “varón/masculino” y “X, ninguna de las anteriores”.
La modificación obedece al decreto presidencial N°476/21 publicado el 21 de julio de 2021 que aprueba la existencia del documento no binario: es el primer país de la región en reconocer identidades más allá de las categorías binarias de género en los sistemas de registro e identificación.
Otra pregunta es: “De acuerdo a la identidad de género, se considera…”. Las opciones son nueve y responde a la ley 26.743 que reconoce el derecho a tener la identidad sexual autopercibida en el documento nacional y que fuera sancionada por el senado el 9 de mayo de 2012, dos años después del censo anterior.
En esa versión ampliada también confluyeron cuestiones relativas a las limitaciones y dificultades de los habitantes. El formulario del Indec omite la palabra discapacidad y apela a los términos “limitación” y “dificultad”, adoptados de acuerdo a las recomendaciones de los organismos internacionales de expertos para la medición de la discapacidad.
De esta manera, se revelarán si en los hogares hay personas con dificultades para caminar o subir escaleras; recordar o concentrarse; comunicarse, entender o ser entendidas por otras personas; oír, aun con el uso de audífonos; ver, aun con anteojos; y comer, bañarse o vestirse solas.
