Cuando parecía que Sarmiento se le venía, De La Fuente lo liquidó con un gol a lo Chelo Delgado. Cuarta victoria consecutiva para los de Mataderos, que le prenden velas a San Lorenzo y Quilmes.
¿Quién dijo que no se puede? ¡Arriba, Mataderos, que no está muerto quien pelea! Triunfazo en Junín para mantener con vida la ilusión a pesar de la victoria de Colón (venció 3-1 a Godoy Cruz en Mendoza) y meterle presión a los otros dos rivales que tiene en la lucha por la permanencia, Huracán y Temperley. ¿Es difícil? Sí. ¿Depende de sí mismo? No. Pero se puede, y mientras se pueda nadie va a bajarse de este barco llamado Primera.
A Chicago se le viene un domingo bien futbolero. No, no juega, pero es como si lo hiciera: sus esperanzas están atadas a lo que suceda en Quilmes y en el Nuevo Gasómetro, donde Huracán y Temperley buscarán el empate que les asegure la estadía. A prenderle velas a Cuervos y Cerveceros. A rezarles un rosario. A soñar con la permanencia.
Contra Sarmiento dio un paso importantísimo. 2-1 de visitante con goles de Nico Giménez (¡¿cómo no es titular este chico?!) y Fernando De La Fuente y cuarta victoria consecutiva para que el pueblo de Mataderos siga creyendo en milagros. Para que siga convirtiendo en un sueño lo que hace tiempo era una pesadilla. Este Chicago de Forestello lo hizo. Hizo posible lo imposible.
Sobre el final, como para sumar en las estadísticas, llegó el descuento de penal de Gervasio Núñez. Pero era tiempo de descuento. Era tiempo de Chicago.
No todo está perdido.
