La central obrera que lidera Antonio Caló cruzó en toda la línea la política económica del kirchnerismo. Pidió que “de una vez” asuma la inflación, ratificó su rechazo a la baja de ganancias anunciada por Cristina, y dejó abierta la puerta para una unificación con la CGT de Moyano. Convocaron a un nuevo plenario para el viernes.
La reunión que mantuvieron hoy los principales dirigentes de la CGT oficialista no pudo terminar peor para la Casa Rosada. Agraviados por el acuerdo de precios por 60 días que selló Guillermo Moreno, que interpretan como una maniobra para limitar las partidarias, los dirigentes con Antonio Caló a la cabeza, hicieron propios los reclamos más duros que suele enarbolar el líder de la central opositora, Hugo Moyano.
Al ingresar a la cumbre realizada en oficinas de Luz y Fuerza, Caló afirmó que la CGT oficial «no va a permitir que se imponga un techo a las paritarias».
Para luego sepultar el acuerdo de precios por 60 días que ensaya Moreno, justo en medio de la discusión paritaria. “La experiencia nos indica que no sirven”, afirmó lapidario sobre el acuerdo de precios y pidió al gobierno que “de una vez” reconozca la inflación y trabaje una “política de Estado” para contenerla.
Consultado si piensa que el gobierno oculta la inflación, respondió cortante: «Eso pregúntenle al gobierno, no respondo por el gobierno, yo respondo por la CGT».
«Nosotros tenemos que reconocer la inflación porque representamos a un gremio. Soy padre de familia y voy al supermercado, sé lo que valen las cosas. Todos los días aumenta la canasta básica», remarcó y apeló a una vieja frase del sindicalismo en las épocas de alta inflación del gobierno de Raúl Alfonsín: «Los salarios van por la escalera y los precios por el ascensor”.
Además, Caló no descartó un acercamiento con Moyano, aunque dejó esa decisión para «la mesa chica y el consejo directivo» de la CGT oficial que se reunirá este viernes para definir los pasos a seguir, ante la negativa del gobierno a contemplar sus reclamos.
Fueron a la reunión de hoy, realizada en oficinas de la calle Defensa, el anfitrión, Oscar Lescano (Luz y Fuerza), Caló (UOM), Omar Viviani (taxistas), Héctor Daer (Sanidad), Jorge Lobais (textiles), Oscar Romero (Smata), José Luis Lingieri (Obras Sanitarias) y Horacio Ghilini (SADOP).
Los ánimos ya venían caldeados porque consideraron insuficiente la suba del 20 por ciento al mínimo no imponible que anunció Cristina y terminaron de enojarse con el acuerdo de precios de Moreno en plena paritaria. Pero no son los únicos reclamos: También protestan por la negativa del gobierno a girar a las obras sociales los fondos que adeuda y a actualizar las asignaciones familiares.
Un dato que revela el nivel de tensión que existe, es que se acordó convocar para pasado mañana a una nueva reunión del Consejo Directivo de la CGT y a un plenario de secretarios generales en 20 o 25 días. Una manera de generar escenarios de posible reclamo como el de hoy, con tiempos muy limitados en el medio, para ver si el gobierno reacciona y cede a sus reclamos.
«Se tomó la decisión de convocar para el viernes al Consejo Directivo de la CGT con la propuesta de hacer un plenario de secretarios generales en los próximos 20 o 25 días con la agenda para tratar que tiene que ver con lo dispuesto por ganancias, las asignaciones familiares, la escolaridad con los valores estancados desde hace 5 años, el financiamiento de la seguridad social», detalló Daer por si hacía falta, al término del encuentro.
Y concluyó la conferencia de prensa con una advertencia: «Quiero dejar bien aclarado que la CGT no va a permitir que se imponga de ninguna manera, un techo sobre la negociación salarial paritaria».
