Ayer fue una jornada clave en ambas causas. Declararon los padres de ambas víctimas. Hoy a las 17 habrá una marcha en Trelew.
Ayer tuvo lugar otra extensa jornada en el juicio que se sigue por la muerte de Julián Antillanca y la paliza propinada a los hermanos Aballay hechos por los cuales están acusados 9 policías y una civil. Finalizó la exposición de los alegatos donde la querellante solicitó la condena de los imputados y los defensores sus absoluciones, mientras que los padres de las víctimas les pidieron a los jueces que se haga justicia.
“El 5 de setiembre de 2010 se me paró el tiempo. A partir de eso mi familia cambió el 100 por ciento”, confesó Sandra Tolosa, la madre de Julián Antillanca, quien se refirió a la labor de uno de los abogados defensores asegurando que “creo que es muy ruin que la Defensa hubiera en algún momento echado la culpa a la víctima”, para luego agregar con respecto a los imputados que “no sé quién les da derecho de matar a nuestros hijos, de violar a nuestros hijos… Es momento de decir basta”, según publicó hoy Diario Jornada.
La progenitora del joven asesinado se mantuvo durante todo el proceso penal en silencio, pero finalmente ayer habló ante quienes creyó que debían escuchar lo que ella tenía que decir: los jueces. Ante los magistrados admitió que “a partir de ahí no vivimos, sobrevivimos”, en clara alusión a la muerte de Julián.
Después se dirigió al Tribunal César Antillanca destacando la gravedad del hecho del cual su hijo fue víctima, para luego aseverar que los imputados incurrieron en una “conducta oportunista porque se esconden en la complicidad y el silencio”.
La ignorancia
El padre de Julián sostuvo que su hijo “es víctima de la ignorancia, que es un sitio donde sólo hay miedo y terror”. Quizá el momento más emotivo fue cuando Antillanca en medio del llanto afirmó que “hace un año y medio que trabajo para defender la memoria de mi hijo, hasta acá llegué. Mi trabajo ha terminado”.
César Antillanca aclaró que “nosotros no somos los culpables de que los imputados estén hoy aquí. Cada uno es responsable de su propio destino”.
En tercer lugar también se dirigió a los magistrados Alejandro Defranco, Ivana González y Ana Laura Servent el padre de los hermanos Aballay, quien resaltó en varias oportunidades que luego de lo sucedido con sus hijos siente “un dolor asqueroso, sucio, humillante, las personas que nos tenían que cuidar golpearon a mi hijo”. Más adelante Miguel Aballay conjeturó que “no me importaría que salgan en libertad pero sí me importaría que vuelvan a ser policías”, agregando que “ellos no supieron aprovechar la autoridad que tuvieron del Estado”.
En la jornada de ayer también se escuchó un alegato de los acusadores que había quedado pendiente, el de la abogada querellante María Ángela Gómez Lozano. La representante de César Antillanca comenzó diciendo que “fue una noche de violencia policial que culmina con la aparición del cuerpo de Julián Antillanca”.
Gómez Lozano fue presentando las distintas pruebas expuestas en el juicio y efectuando conclusión. Como causal de muerte, la abogada querellante señaló el informe de los médicos forenses Herminio González, Diego Rodríguez Jacob y los resultados de los análisis realizados en los laboratorios de la Corte Suprema. Tras lo cual la letrada sentenció que Julián murió a causa de los golpes. Seguidamente Gómez Lozano detalló la participación de los cuatro policías implicados a su entender en la muerte del joven trelewense, concluyendo que “Gonzalo Julián Antillanca murió a causa de los golpes producidos por Laura Córdoba, Martín Solís, Jorge Abraham y Pablo Morales”, a quienes acusó de homicidio calificado.
Los defensores
Los abogados Fabián Gabalachis y Gustavo Latorre alegaron durante más de tres horas. En un primer tramo de la exposición se ocuparon de desmentir los testimonios de los tres testigos claves de los acusadores el médico legista Herminio González, y dos jóvenes que habrían presenciado los acontecimientos. Fabián Gabalachis, en su intento por invalidar la prueba presentada por la Fiscalía, más precisamente la rueda de reconocimiento de personas donde fue identificado Martín Solís como el efectivo policial que arrojó el cuerpo de Julián en la calle, fue muy incisivo y crítico con la actuación de la jueza Patricia Asaro, de quien denostó cada una de las resoluciones que tomó en aquella diligencia. También se refirió no tan sólo a los dichos, sino también a la vida de la testigo encubierta y su madre.
Otro testimonio que buscó ser desvirtuado fue el de una joven que ve cómo cuatro policías golpeaban a Julián. Para ello señalaron contradicciones entre su deposición, la de su hermana y la de su novio, poniendo de manifiesto imprecisiones en los horarios.
Los abogados también arremetieron contra las pruebas científicas, relativizando los resultados, sentenciando que las muestras estaban contaminadas e incluso situando a César Antillanca en la escena de la extracción de rastros por lo que podría generar confusión y ser su ADN en realidad el hallado en el patrullero. El conocido médico legista Herminio González no escapó a las críticas y su dictamen fue puesto en crisis ya que se contradice con el del doctor Diego Rodríguez Jacob y un prestigioso cardiólogo que declaró en el juicio, ya que estos últimos dejaron entrever que el joven podría haber muerto por problemas al corazón.
Una denuncia
El caso Aballay no sufrió un tratamiento diferente, el testigo principal de la Fiscalía fue nuevamente defenestrado y además le endilgaron los cargos que pesaban contra uno de los imputados. Al parecer los que iniciaron el incidente fueron los hermanos Aballay y Sergio subió al móvil policial golpeado y esposado, ingresó por la parte posterior de la Seccional Cuarta, se sacó los cordones y les entregó el celular a los policías porque quería realizar una denuncia según el oficial Diego Rey y los abogados defensores.
Al finalizar los jueces dijeron que debían evaluar toda la información expuesta y luego darían a conocer la fecha en la que darán su veredicto.
Fuente: Jornada
