Ariana, la primera marinera trans de Argentina: «Queremos otra historia, una vida digna, sin miedo ni frío»

Ariana Yeraldin Tula nació en Comodoro Rivadavia y está haciendo historia: es la primera marinera mercante transexual de la Argentina. No hay otra como ella en el país, y sin embargo —como tantas compañeras trans— todavía espera una oportunidad laboral real.

sábado 26/07/2025 - 11:58
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En exclusiva para ElComodorense, Ariana nos cuenta como comenzó este camino de lucha, que aún debe recorrer por ella, y por todas: “Yo nací acá en Comodoro. Soy la primera marinera mercante de Chubut y de la Argentina, porque no hay otra. Me preparé, estudié, y aún así no me dieron lugar. Siempre se nos cerraron las puertas”, cuenta Ariana con voz firme y memoria lúcida.

Al platicar con Ariana, pudimos conocer su preparación en distintas áreas. “Yo tengo 15 años de trabajo. Soy peluquera, trabajo de electricista en obras, soy marinera. Lamentablemente, por discriminación, nunca me dieron un lugar. No es que no seamos capaces: nosotras nos preparamos», comenta Ariana sobre la realidad que viven, tanto ella como otras personas trans. «Yo creo que todos tenemos derecho a trabajar y a formarnos como personas. Pero nosotras no tuvimos posibilidades”.

Una niñez feliz, una vida luchada

Su historia de infancia no fue dura, de hecho lo recuerda con mucho afecto. “Mi niñez fue perfecta. Estuve con mi papá, con mi mamá, con mis hermanos. Somos once y yo soy la sexta. Viví bien toda mi vida. Mi familia me apoyó siempre, en todo momento. Pero yo sabía lo que me iba a esperar cuando saliera a la vida real”.

Hace algunos años logró completar su transición. “Todo lo que tenía que hacerme, me lo hice. Primero trabajando en la calle, después como pude. Pero lo logré”.

La calle, la noche, la violencia

Durante años, como tantas otras chicas trans que no logran estabñecerse en un puesto laboral, ella trabajó en la noche para sobrevivir. “Sufrimos violaciones, robos, golpes, hasta de la misma policía. A mí me han violado con un arma en la cabeza. Me dejaron tirada”, menciona Ariana con dolor en la voz al recordar lo que tuvo que vivir.

Pero los abusos vienen de años atras, a los 16 años vivió una experiencia desgarradora. “Casi me mataron. La gente que me violó estuvo presa, creo que les dieron tres años. Después no supe más nada. Pero eso me marcó”.

Y hay escenas imposibles de olvidar para Ariana, sobre todo cuando al buscar un refugio, solo ve como la socidad le da la espalda. “Después, los peores abusos fueron en la calle, laburando. Una vez me tiraron del cerro Chenque, casi me mataron. En esos años fui a hacer la denuncia a la Seccional Primera, y se reían de mí. Me trataban de «flaco», decían que me lo había buscado. Yo estaba toda golpeada y la policía se reía. Así un montón de veces”.

La sensación de abandono era total. “Sabíamos que no podíamos contar con la policía, porque no nos defendían. Nos defendíamos solas. Ahí empezamos a manejar cuchillo, cúter, lo que tuviéramos a mano. Yo me defendía como podía”.

Y agrega un episodio que aún le duele, pero que a través del perdón, pudo encontrar una forma de liberarse: “Hace un tiempito fui a La Anónima, y vi a uno de los policías que cuando pasaba me cagaba a patadas. Me hacía saltar. Esa vez lo vi en silla de ruedas… me acerqué a él y le dije que lo perdonaba”.

«Estamos cansadas»

La mayor motivación para contar su historia es simple: “Quiero que esto se sepa a nivel provincial y nacional. Para que vean que muchas de nosotras no queremos ejercer la prostitución, pero no nos queda otra. Queremos cambiar nuestras vidas. Queremos vivir una vida normal. Ya estamos cansadas. Cansadas del frío, de los maltratos, de que nos golpeen, de que nos violen”.

“Yo trabajé muchos años en la calle, soportando el frío patagónico. Cansada de exponernos cada noche. Queremos otra cosa. Yo necesito otra historia para mi vida. Necesito dormir de noche, tener un trabajo. Solo eso”.

El deseo más simple: trabajar y tener un hogar

Ariana no pide privilegios. Pide lo básico: una oportunidad. “Yo ahora lo que apunto es trabajar, poder comprarme una vivienda, porque tampoco accedemos a eso. No accedemos a muchas cosas. A nada, en realidad”.

Encontrar un hogar no ha sido fácil. “El alquiler para nosotras es triplemente más caro. La gente cree que porque trabajamos en la calle o en algún departamento, somos millonarias. Que ganamos fortunas. Y no es así. Sí, por ahí se gana bien, por ahí más o menos. Pero siempre exponiendo el cuerpo”.

“Yo quiero trabajar, que me den una oportunidad, un lugar, que vean cómo soy. No tengo problema en demostrarlo. Necesito otra historia. Necesito otra vida”.

Ariana tiene un mensaje directo para las nuevas generaciones de chicas trans que muchas veces no ven la salida: “Que estudien. Que se preparen. Porque muchas veces escuchamos ‘el estudio no sirve’. Y sí, sirve un montón. Te ayuda a salir adelante. Tenés que pelearla. Nada es fácil, ni para nosotras ni para la gente heterosexual. Pero nosotras la tenemos más difícil”.

“Yo la vengo peleando desde hace más de 20 o 30 años. Hubo cupo laboral trans en Comodoro, y yo pedí, pedí, pedí… Nunca me incluyeron. Terminé el quinto año, hice cursos, seguí laburando como podía, siempre en la noche. Pero ahora quiero otra vida”.

Ariana es consciente de sus derechos y es por eso que quiere que su voz sea escuchada, para así poder ayudar a todas aquellas que no logran encontran un trabajo digno: “Llamé un montón de veces a los armadores, al puerto. No me dieron respuesta. Pero tenemos un cupo del 5% de inclusión laboral trans. Y como soy la única mercante del país, me tienen que dar trabajo. No estoy pidiendo un favor, estoy reclamando un derecho”.

El mensaje final: identidad, derechos, dignidad

“Quiero que las compañeras vean que podemos estar en cualquier lugar. Que somos capaces. Que no somos NN como antes. Hoy tenemos nombre, identidad. Tenemos una ley, un gobierno que nos tiene que respaldar”.

“Solo pedimos una oportunidad para vivir como cualquiera. Una vida digna, con trabajo, con casa, sin miedo, sin frío, sin violencia. Esa es la historia que quiero contar. No la de una víctima. La de una mujer que lucha, y que no se rinde nunca”.

Antes de despedirse de ElComodorense, Ariana no dejó pasar su agradecimiento al lugar donde encontró ese respaldo que tanto buscaba: «Quería decir, igual que en Prefectura, me trataron súper bien, en todos los trámites que tuve que hacer. Un abrazo.».

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