La Selección tuvo a un Di María clave y autor del primer gol para cerrar un buen 2-1 sobre Chile en el debut de la Copa América Centenario. No sobró nada pero, ante 40 mil hinchas argentinos, los de Martino se llevaron una victoria importantísima y sin Messi en cancha.
Sufrió diez segundos la Selección, pero al fin y al cabo demostró que ve luz al final del camino. También dio motivos para llorar, llenar el corazón de emoción como Ángel Di María, que tomó la lanza y destrozó el castillo chileno para sentenciar el primer gol del partido y poder dedicárselo a su abuela recientemente fallecida.
Durante el primer tiempo tuvimos chances, pero también sufrimos. Argentina dejó más dudas que certezas, aunque estas últimas aparecieron en el segundo tiempo, cuando la caprichosa se dignó a entrar por duplicado y así Martino y compañía pudieron consumar un muy buen 2-1 sobre Chile en el debut de la Copa América Centenario.
La emoción también estuvo en las tribunas, donde se vieron 40 mil camisetas de la Selección en el Levi´s Stadium, en pleno San Francisco. A estos fanáticos no les hables de imposible, de rendirse, y a estos jugadores tampoco. El espíritu de “ésta no se nos puede escapar” quedó plasmado en cada una de las salvadas heroicas de Romero, en los quites de Mascherano, las asistencias y el gol de Banega y las escapadas en velocidad de Fideo y Gaitán. Y eso que Chiquito no pudo en la última, que salió a destiempo y le regaló el descuento a Chile.
“Así no vamos ni para atrás ni para adelante”, rezaban los habituales pesimistas profesionales durante el entretiempo en las gradas. Ellos mismos se llamaron a silencio cuando el árbitro sentenció el pitazo final. Qué querés que te diga, nos falta muchísimo para que la idea que intenta sembrar el Tata sea árbol. Sin embargo, esta vez le alcanzó con plasmarla durante apenas 25 minutos. Con este arranque, y con Messi aún sin ver acción, ¿quién nos quita la ilusión?
