En relación a esto, Carolina Leonardo, una voluntaria del Espacio Comunitario Múgica que brinda actividad de apoyo escolar, dialogó con Diario Crónica y explicó que “en la actualidad están asistiendo todos los sábados entre 15 y 20 niños y niñas, mayormente de primaria pero también secundaria”.
“Venimos como mínimo cuatro personas a ayudar a realizar las tareas que no pueden hacer en la casa, muchas veces las familias trabajan o algunas no están alfabetizadas. Acá se intenta avanzar con las tareas pendientes que van quedando en la semana”, agregó.
Y continuó: “La lectoescritura es uno de los mayores problemas por la falta de compresión, también por la dificultad para expresarse. A la gran mayoría le gusta poder interpretar textos y consignas, manifestar sus opiniones o poner en palabras lo que entienden cuando leen”.
Asimismo, comentó que en la pandemia mucho de los niños no podían acceder a internet o a una computadora, cuestión que continúa hasta el día de hoy, ya que sea por los paros o la falta de clases en las instituciones educativas por las condiciones estructurales.
En este contexto, el trabajo de las colaboradoras se complica ante los obstáculos particulares de cada estudiante: “Se envía mucha cantidad de contenido acumulado, eso termina siendo una dificultad para nosotras igual, porque somos pocas personas y no podemos abarcar todo el contenido acumulado que tiene cada uno”.
“También pasa que después de un tiempo sin clases les dan temas más rápido, automáticamente cambia de un tema a otro, no se da tiempo para que comprendan los contenidos y esto también dificulta tanto a ellos como a nosotras, vemos el compromiso y ocupación, pero con eso no alcanza”, indicó.
Finalizando, comentó que “el arrastre de la falta de clases por tantos años tiene consecuencias que son visibles, el tiempo que podemos acompañar con apoyo escolar no alcanza porque es necesario que se pueda volver a las aulas, solucionar el problema salarial de los docentes y poner las escuelas en condiciones”.
