El extenista David Nalbandian quedó en la historia del tenis argentino por una serie de hazañas, pero sin duda el Masters de Shanghái fue la más destacada de su carrera.
El 20 de noviembre del 2005 quedó marcado: cuatro argentinos en el cuadro de un torneo que tuvo muchas bajas, pero que no hizo más que beneficiar al Rey David.
Ese torneo no solo tuvo al cordobés como representante argentino, sino que fue un capítulo dorado en la historia del tenis nacional: Guillermo Coria, Gastón Gaudio y Mariano Puerta y el propio Nalbandian compartiendo la élite de los ocho mejores del mundo, entre los que se encontraban el suizo Roger Federer, el español Rafael Nadal (luego fue sustituido por el chileno Fernando González), el ruso Nikolai Davydenko y el croata Ivan Ljubicic.

Sin embargo, esa gran presencia de argentinos no llegó de la manera habitual. Solo Coria clasificó de forma directa gracias a su ubicación en el ranking; los otros tres entraron como reemplazos por una serie de bajas que desdibujó el cuadro. El estadounidense Andy Roddick quedó marginado por una lesión en el hombro; el australiano Lleyton Hewitt se bajó porque estaba a punto de convertirse en padre; y Rafael Nadal sufrió una lesión en el ligamento peróneo-astragalino anterior del pie izquierdo. De este modo, los grupos quedaron conformados por:
- Grupo Rojo: Ivan Ljubicic, Roger Federer, David Nalbandian, Guillermo Coria.
- Grupo Amarillo: Nikolai Davydenko, Fernando González, Gastón Gaudio, Mariano Puerta.
David Nalbandian casi no viaja al Masters de Shanghái: el motivo
La historia del cordobés en la previa tuvo de todo. Nalbandian reveló que estuvo a un paso de no subirse al avión: “Yo estaba planificando unas vacaciones con la familia en el sur argentino. Solo quería tomarme vacaciones. Había dicho que no iba a ir como suplente, pero luego me dijeron que había una chance de entrar, entonces esperamos”.
“Me llamó André Silva (Tour Manager de ATP). Volví a Córdoba un jueves y el lunes me confirmaron que entraba. El martes a la noche viajé a Shanghái; el domingo arrancaba el torneo”. A la travesía lo acompañaron su madre y su novia, quienes lo contuvieron en medio del cansancio, el jet lag y el desajuste emocional que casi lo deja afuera de un torneo que iba a ser histórico.
En medio de todo el caos, perdió el primer partido. La adaptación al horario local fue tan dura que su debut terminó en derrota en tres sets ante Roger Federer. Pero lo malo también funcionó. Con el cuerpo finalmente acomodado y la mente despejada, Nalbandian encontró su mejor versión y selló la fase de grupos con dos victorias en sets corridos, metiéndose entre los cuatro mejores a pura autoridad.

En semifinales lo esperaba Nikolai Davydenko, un jugador destacado de la época, pero no tuvo problemas en bajarlo por 6-0 y 7-5 para instalarse en la gran final. Del otro lado, Federer llegaba tras aplastar a Gastón Gaudio por un doble 6-0, lo que lo catalogaba como el máximo favorito. El suizo no perdía desde las semifinales de Roland Garros contra Nadal y acumulaba cinco títulos consecutivos con 35 victorias al hilo. Pero eso no era lo mejor, sino que ese mismo año había jugado en total 10 finales y había ganado todas. Cada dato era mejor.
La final, un duelo inolvidable ante el Federer más dominante de la historia
En esa época todavía se mantenía la tradición de jugar la final al mejor de cinco sets, un formato que le otorgaba lo que hoy en día llaman “aura”. Nalbandian cayó en los dos primeros sets, ambos en tiebreak, pero dejó claro que Federer tendría que trabajar como pocas veces.
Fue entonces que sacó a relucir su mejor estilo argentino y lo ganó con inteligencia, pero también con esa garra. Con una lectura impecable, cambios de ritmo y una precisión clave, ganó el tercer y cuarto set con gran autoridad y forzó todo al quinto.

Allí comenzó una nueva batalla en el partido, pero también en la semana caótica del argentino porque, como si no hubiese tenido suficiente, había que seguir peleando contra el mejor de la historia. Pero lo logró y dio el golpe que quedó en la historia del deporte argentino: se quedó con el set final y con un título inolvidable. Fue 6–7 (4–7) , 6–7 (11–13) , 6–2, 6–1, 7–6 (7–3).
David Nalbandian se consagró campeón del Masters de Shanghái 2005, convirtiéndose -luego del triunfo de Guillermo Vilas en 1974– en el segundo argentino en la historia en ser maestro de maestros, contra un Roger Federer intratable.
