Comodoro Rivadavia es considerada una de las ciudades más violentas del país. Hubo 19,4 asesinatos cada 100 mil habitantes, 15 puntos arriba del promedio nacional.
Esta ciudad cerró uno de los años más violentos de los que se tenga registro. Mientras que según las estadísticas mundiales de las Naciones Unidas los parámetros normales de tasa de homicidio es un promedio de entre 5 y 9 asesinatos cada 100 mil habitantes, la ciudad petrolera tiene un registro de 19,4 asesinatos cada 100 mil habitantes (el promedio mundial es de 6,9 y la media nacional es de 5,5 asesinatos). Los datos surgen de la Dirección Nacional de Política Criminal de la Nación y de organismos internacionales.
En 2012 se registraron 35 crímenes en la ciudad petrolera que cuenta con una población estimada de 180 mil habitantes.
Algunos casos
El primer homicidio que se registró en el año que expiró recientemente fue en ocasión del robo al propietario de la distribuidora Loa, el 13 de enero pasado que fue ultimado de un balazo al resistirse a un asalto cuando se retiraba de su comercio de Kennedy y Roca. Luego de tres meses de investigación, la policía provincial logró aprehender a tres de los cuatro presuntos implicados, Rodrigo Delgado (27), Pablo Barreto (29) y el adolescente D.S. (17). Aún se encuentra prófugo un cuarto sospechoso que sería el autor material del crimen.
Otro de los casos que conmocionó a la opinión pública y generó varias repercusiones políticas se registró el jueves 16 de febrero en un sector del Cordón Forestal cuando el remisero Oscar Ibarrola Yáñez fue asaltado y lo mataron de 20 puñaladas. Con el intendente Néstor Di Pierro a la cabeza, hubo una movilización hasta la Oficina Judicial exigiendo justicia y los remiseros cortaron los accesos a la ciudad como reclamo de más seguridad. La policía detuvo como sospechosos a Silvia Alejandra Osorio (23) que fue condenada a ince años de prisión, y a un menor de edad.
Quizás uno de los homicidios que más dolor generó en Comodoro Rivadavia fue la del jugador de fútbol y promesa de la Comisión de Actividades Infantiles, Andrés Epul, asesinado el sábado 7 de julio a escasos metros de su casa. Los homicidas se movilizaban en un automóvil y se cruzaron con Andrés y un amigo que iban caminando, los delincuentes le dispararon luego de pedirle dinero. Fueron cincos disparos, dos impactaron en el cuerpo del jugador, uno en la cabeza y otro en el tórax.
Otro hecho que conmocionó a la ciudad por lo sanguinario fue la muerte de Héctor Rogel tras una discusión con un vecino, Matías Fernando Mulheman. Fue en setiembre cuando Mulheman golpeó y le arrojó un líquido caliente a Rogel, además de asestarle un centenar de puñaladas. Los forenses contabilizaron 50 heridas de arma blanca en la zona dorsal de la víctima, diez de las cuales habría recibido mientras todavía se encontraba con vida. Otras 30 heridas se contaron en los glúteos, y una veintena más entre la cabeza, la cara, boca y manos. Luego, según la reconstrucción que efectuó la fiscalía, la víctima fue descuartizada con seccionamientos a la altura de la cabeza, la pelvis, brazos, piernas y pies.
Además, este año se registraron la muerte de Bruno Gajardo y el cabo de la policía provincial, Nelson Godoy. El martes 12 de junio, Bruno Gajardo (20) resultó gravemente herido de un balazo en el interior del locutorio “Cyber Austral” del barrio La Floresta donde había realizado el intentó de robar y el propietario se resistió generando un tiroteo que sería mortal para el delincuente. Luego, el cabo Nelson Godoy falleció cuando en su día de franco intentó evitar el robo en una estación de servicio céntrica. El cabo oyó disparos y se bajó con su arma reglamentaria, pese a estar de franco. Ya había frustrado tiempo atrás un asalto en una estación de servicio en Buenos Aires, mientras vacacionaba. Se topó con uno de los dos ladrones, quien le disparó directo a la cabeza y escapó en una moto con un cómplice. El policía falleció poco más de 24 horas después.
Otro hecho criminal notable del año pasado fue el de los hermanos Vera. Jorge Vera (32) había aparecido en un zanjón con su cráneo destrozado mientras que su hermano Pablo Vera (38) estaba tirado a unos 800 metros de allí, al costado de un camino, degollado y con varias heridas de bala. Siete meses después, el hecho permanece sin esclarecer. La policía no tiene ni sospechosos. Los Vera eran marginales del sector y más de un vecino los acusó de que alguna vez le robaron algo. Pero de allí a tanta saña hubo algo que no cierra y que la Policía no ha logrado tener líneas de investigación que generen resultados favorables. Ante eso, el intendente de Comodoro Rivadavia, Néstor Di Pierro, pidió al concejo deliberante que se trate una normativa que le de poderes a la Secretaría de Seguridad local que dirige Carlos Marsó y que apoyado con la fuerza pública trabajo sobre los delitos complejos en la ciudad.
