Daniel Scioli, candidato presidencial por el Frente para la Victoria, firmó ayer un acta petrolera en la que se compromete a duplicar -en caso de salir victorioso en los comicios del próximo domingo- el precio del gas en boca de pozo que reciben las empresas productoras del fluido.
Lo hizo en un acto realizado en el salón Versalles del Hotel Alvear. El gobernador de la provincia de Buenos Aires estuvo flanqueado, entre otros, por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, mandatarios de la Ofephi, la organización que nuclea a los distritos hidrocarburíferos; el presidente de YPF, Miguel Galuccio; los ministros de Economía, Axel Kicillof, y de Planificación, Julio De Vido; la secretaria de Energía, Mariana Matranga; y Diego Bossio, actual titular de la Anses, que asumirá la cartera de Planificación si Scioli es electo presidente.
Hasta ayer al mediodía la enorme mayoría de los ejecutivos de la industria petrolera no estaba al tanto del motivo de la iniciativa. Sin embargo, la primera plana del sector dijo presente: Marcos Bulgheroni, en representación de Pan American Energy (PAE), la segunda petrolera del mercado; Jean-Marc Hosanski, presidente de la francesa Total; Gustavo Albrecht, de la alemana Wintershall; Michael Koch, presidente de Chevron Argentina; Marcelo Mindlin, accionistas de Petrolera Pampa; Oscar Vicente, de Entre Lomas, se acomodaron en la primera fila del auditorio. En la segunda se ubicaron líderes sindicales como Jorge “Loma” Ávila, del sindicato petrolero de Chubut; y José Llugdar, del sindicato de Petroleros jerárquicos de Patagonia Austral.
En concreto, Scioli se comprometió a elevar hasta los US$ 5 por millón de BTU el precio de la inyección base de gas que producen las petroleras. En los hechos, eso implicaría duplicar el valor que reciben hoy los privados. Para acceder a ese beneficio, las petroleras deben evitar que su producción caiga un 10% menos que la de 2014.
Si bien varía para cada compañía, dado que surge de ponderar los precios del gas para cada usuario (residencial, industrias, GNC y generación de energía) y los volúmenes de gas enviados a cada uno de esos segmentos, el precio promedio de la inyección base de gas oscila entre los 2,30 y 2,70 dólares por MMBTU. Scioli está dispuesto a elevar ese valor a los 5 dólares. De concretarse, representaría un fuerte espaldarazo para orientar la inversión al gas, el principal combustible de la matriz energética; máxime en un escenario internacional signado por los bajos precios de los hidrocarburos. De hecho, el Henry Hubb –la referencia del gas en EE.UU.- cerró ayer en US$ 2,49, es decir, exactamente la mitad de lo que se comprometió a pagar Scioli a las petroleras en caso de llegue a la Casa Rosada.
“Es un muy buena iniciativa”, reconoció Albrecht ante la consulta de El Inversor Online. Para YPF, el mayor productor de gas del país, la propuesta es aire fresco en una atmósfera complicada por el derrumbe del precio internacional del petróleo por debajo de los 50 dólares, que dificulta la implementación de proyectos de petróleo no convencional (shale oil) en Vaca Muerta.
Frente a ese contexto, el futuro de la petrolera reestatizada es el gas. “La decisión del Gobierno dada a conocer durante la reunión de la OFEPHI es una clara señal de continuidad sobre un plan de incentivos de gas que tuvo buenos resultados. Esto genera previsibilidad para la industria y para sus inversores. En este marco, la producción de gas de YPF creció un 34% en estos dos últimos años”, señaló Galuccio al salir de la reunión.
En rigor, la iniciativa de mejorar el precio del gas para incentivar las inversiones –un reclamo de las petroleras para incrementar la oferta del fluido y de esa manera, reducir las millonarias importaciones del hidrocarburo- fue motorizada por funcionarios cercanos al ministro de Economía, Axel Kicillof. La decisión busca, a su vez, simplificar la implementación del Programa de estímulo a la inyección adicional de gas, conocido en la jerga como Plan Gas I, que autoriza el pago –a través de subsidios del Estado- de US$ 7,50 por MMBTU para la producción incremental del fluido. Y del Plan Gas II, orientado a productores pequeños y medianos, que reciben entre 4,50 y 7,50 dólares por la producción incremental.
“Este programa es diferente porque directamente mejora el precio de toda la inyección base, es decir, la producción vieja de todas las petroleras. Cuando se aplique la medida, todo el gas que se produce en el país se empezará a pagar a un precio que, como mínimo, será de US$ 5. Ese valor otorga rentabilidad a proyectos convencionales marginales o no convencionales como de tight gas”, explicó el ejecutivo de una petrolera que estaba al tanto de los anuncios. “Además había demasiados planes de incentivos (también existe el Gas Plus), por lo que era necesario ordenar los esquemas”, agregó.
En las próximas semanas se creará una Mesa de Hidrocarburos, a la que estarán sentados funcionarios de Nación, provincias, sindicatos y petroleras para definir cómo se implementará la iniciativa y su letra chica. La primera reunión será el 4 de noviembre, según indicó Ávila esta “es una decisión que está en línea con la defensa de los puestos de trabajo en la industria”. En tanyo, Ezequiel Cufré, ministro de Hidrocarburos de la provincia que gobierna Martín Buzzi, que este domingo va por la reelección, agregó que “el acuerdo firmado el 23 de diciembre de 2014 (que fijó un precio sostén para el petróleo en el mercado interno) no contempló al gas. Esta medida va en la dirección correcta y permitirá asegurar la continuidad de la inversión durante 2016”.
Por su parte, Jorge Sapag, mandatario de Neuquén, que suena para ocupar algún cargo ligado al área petrolera en un eventual gobierno de Scioli, destacó que “los US$ 5 que se pagarán por todo el gas mejorarán los ingresos provinciales en materia de regalías. Se dejó en claro que se trata de un precio y no de un subsidio, por lo que las empresas deberán tributar, como mínimo, un 12% de regalías”.
Lo que aún no se explicó es cómo se financiará la iniciativa diseñada por Kicillof y suscripta por Scioli. A priori, las alternativas a la mano parecen dos: a) que el próximo Gobierno impulse un incremento de las tarifas residenciales, que permita cubrir la mejora del precio del gas en boca de pozo a partir del incremento de las boletas de gas que pagan los hogares. b) que el Gobierno entrante cubra el precio de US$ 5 por MMBTU para toda la inyección base de gas a través de un alza en los subsidios que el Tesoro transfiere a los privados, con el objetivo de impulsar un ambicioso proyecto de sustitución de importaciones de gas desde Bolivia y de LNG. Esta última se presenta como la opción más viable, dado que en caso que se lleve adelante una corrección de tarifas parece poco probable que alcance para cubrir la duplicación del precio para la oferta gas del fluido.
Sin embargo, para despejar ese interrogante habrá que esperar, primero, los resultados de la elección del próximo domingo. Y segundo, en caso de eso acontezca, ver cuáles son los instrumentos que se eligen para materializar la iniciativa.
