El equipo de Gallardo sigue sin ganar desde su regreso de Japón. Tuvo ratos de buen toque, pero no logró darle continuidad al juego. Se puso en ventaja con un gol del Pity con Sánchez en offside y luego se lo empató el Rolfi tras una mala salida de Ponzio. Quedó a 11 puntos de la cima.
Como si hubiese dejado gran parte de su energía en la Copa, River aún no logró ser el equipo que fue hace apenas un par de semanas. Tampoco pudo sacudir a un Huracán que se revitalizó con la llegada de Domínguez. El conjunto de Gallardo se debió conformar con este peleado empate. Se había puesto en ventaja con un gol del Pity Martínez y luego igualó el Rolfi Montenegro.
Ni siquiera alcanzaron los regresos de algunos nombres que parecen esenciales en la columna de Gallardo. Maidana y Ponzio, por ejemplo, participaron de manera fallida en la jugada del empate de Huracán. También volvieron Viudez y Mora -no jugaba desde la primera final de Copa-, que no pudieron marcar diferencias.
El primer tiempo pareció insinuar parte de la recuperación de la memoria futbolística del River ganador. Quedaron flotando algunos ratos en los que Lucho, Mora y Viudez se conectaron con la pelota por el piso. Triangulando, moviendo bien la bola, todo era del equipo de Gallardo. Ya más descansado del stress copero y el viaje a Japón, River recuperaba en la zona media-alta y a partir de ahí manejaba el partido.
El gol fue tan merecido como polémico. Lo gritó el Pity Martínez, pero Carlos Sánchez estaba en offside. River no se conformó con esa ventaja sino que fue por más. Lo tuvo en un remate de Vangioni que reventó el travesaño de Marcos Díaz. La fortuna empezó a jugar para Huracán.
Un error a los 39 minutos del primer tiempo cambió el partido. Ponzio tuvo la buena intención de salir jugando desde el fondo, pero la mala acción de pasar mal la pelota. El rebote le quedó al Rolfi Montenegro, que no dudó en sacudir un remate que, desvío en Balanta mediante, se le metió en la ratonera a Barovero.
El golpe del empate tocó a River. El equipo de Gallardo nunca más tuvo la frescura del comienzo. Perdió intensidad y circulación de pelota. El DT buscó un revulsivo con el ingreso de Saviola. No le dio resultado. Huracán se empezó a animar de contra. Y tuvo la más clara en una jugada directa que manejó Espinoza y que terminó Wanchope Abila. Salvó San Barovero… El empuje del final no fue suficiente. River parece pinchado. Necesita recuperar el aire ganador.
