Generó una infinidad de situaciones pero el arquero Azcona se atajó todo y el 1-0 gracias al gol de Alario no le alcanzó para levantar el 0-2 de la ida. El ahora campeón saliente, pese al esfuerzo, resultó eliminado.
Por arriba, por abajo, por los costados, por adentro, por afuera… River perforó la defensa de Independiente del Valle por todos los wines. Se filtró por cada orificio que dejó el rival. Penetró la muralla que intentó armar el conjunto ecuatoriano. Durante los 90 y pico de minutos generó un sinfín de situaciones claras pero claras de gol. Si la pelota no dio en el travesaño, como en ese cabezazo de Alario o en el remate de D’Alessandro, el arquero Azcona fue el encargado de evitar el grito de gol o los propios jugadores de River fallaron en la definición. Lo buscó por tierra y por mar pero no hubo caso: el equipo de Gallardo no pudo levantar el 0-2 que se trajo de la altura de Quito y quedó eliminado de la Copa Libertadores. El campeón le dice adiós a la defensa del título. No alcanzó con el gol de Alario para el 1-0 final. Y como dijo D’Onofrio en los días previos, anticipando este posible escenario, lo que dominó en el Monumental fueron los aplausos del final. Por la entrega en este partido puntual y como despedida a un ciclo por demás exitoso pero que este miércoles a la noche llegó a su fin.
Con Andrés D’Alessandro como conductor, manejando la pelota y distribuyéndola con criterio, con Mercado y Casco dándole amplitud al ataque pasando por los costados, con Alonso de pivote bajando pelotas para los que llegaban de frente, con Mora moviéndose por todo el frente de ataque, como un parabrisas para generar espacios… Con ellos y con mucho ímpetu y actitud, River jugó un partido en el que no le faltó intensidad, velocidad y movilidad. Así logró agujerear esas dos líneas de cuatro que paró el rival, que intentó detener el vendaval como pudo.
Así, mientras fueron pasando los minutos se acumularon las situaciones de peligro en el arco de Azcona. Pero la falta de puntería en algunos casos y los reflejos de Azcona en la mayoría de las acciones evitaron que el Millonario alcanzara esos dos goles que necesitaba, al menor, para ir a los penales. Párrafo aparte para el arquero. Se atajó todo. Salvo en el gol de Alario, respondió siempre bien. A tal punto que a muchos de los testigos de este encuentro les debe costar encontrar un partido con tantas chances de gol y con un arquero tan determinante en el resultado.
Ese dominio de River en el inició no aflojó durante el resto del partido. Pero no alcanzó. El campeón se fue de la Copa. Aplaudido y triste por la eliminación, pero con la frente alta.
