La selección nacional cayó 3-1 ante los balcánicos (25-17, 20-25, 25-21, 25-21) aunque dejó una buena imagen ante el bronce del último Mundial. Este jueves, desde las 8, se cruzará ante Camerún para buscar la segunda victoria.
Sirve de algún modo. Sirve lo de Serbia. Por el roce, por hacerle frente a la adversidad, a la altura de los balcánicos, a su chapa de bronce en el último Mundial de Italia, en 2010. Aunque no hayamos rascado ni un puntito… La Selección de Julio Velasco cayó 3-1 (con parciales de 25-17, 20-25, 25-21 y 25-21), en su segunda presentación en el Mundial de Polonia, y tras derrotar a Venezuela por 3-0 en el debut.
El arranque ilusionó. La Argentina llevó arriba al primer tiempo técnico (8-7), e incluso llegó a ponerse 12-10, pero Serbia vapuleó vía Podrascanin y se quedó con el primer chico. En el segundo set, la historia cambió notoriamente ya con Ramos en cancha. Los de Velasco llegaron dos puntos arriba a los dos tiempos técnicos, con un De Cecco envidiable y un Conte irresistible.
El envión nos tuvo adelante en el comienzo del tercet set, apostando al saque y a González. Pero unos cuantos errores les permitieron sacar la diferencia temprano, más allá de la falta de eficacia para el cierre que esperanzó a los nuestros.
En el cuarto, vía Atanasijevic, los serbios fueron al frente y dominaron a volundad al punto de sacar seis puntos de luz. Argentina llegó a cortar camino, descontó, pero Kovacevic nos quitó las ganas de pensar en una definición, en un quinto set, en un puntito al menos. Sirvió lo de Serbia. Al menos, para aprender un poco más. Este jueves, desde las 8 ante Camerún, habrá chance de demostrar cuánto se le saca de positivo a una lección. Aunque fuese de vóley…
