Perdió en Montevideo pero igual se metió en la definición: la ventaja que había sacado en Asunción y la brillante actuación del arquero Don le dieron la clasificación al rival que quería San Lorenzo. Si pasa, el Ciclón define la Copa en el Nuevo Gasómetro.
Juegan todos para San Lorenzo. Incluso los que nunca lo enfrentaron. Si no fíjese lo que hizo Defensor Sporting contra Nacional de Paraguay, el rival que querían en Boedo, casi casi empujándolo a la final. Los uruguayos tuvieron mil situaciones de gol para ganar el partido por una diferencia más amplia, incluso mayor que la que hubiera estirado la definición al alargue, pero las desperdiciaron todas, una tras otra, regalándole el pasaje al equipo guaraní.
Luna, que había entrado para darle mayor profundidad al ataque de Defensor, marcó el único gol del partido a los nueve del segundo tiempo. Ese fue el punto de quiebre. Porque hasta ahí el trabajo de Nacional había sido impecable, pero a partir del 1-0 se tornó desastroso: los paraguayos se vieron superados por un equipo que empezó a sacar provecho de todo el ancho de la cancha, generándole una innumerable cantidad de situaciones de peligro. La más clara, sin dudas, fue sobre el final, a los 45, y estuvo en los pies de Herrera. Al 22 de Defensor le quedó la pelota boyando delante del arco, casi sobre la línea de cal, e increíblemente la hizo rebotar en el travesaño. Insólito.
Sería injusto, de todas maneras, no destacar la estupenda actuación del arquero de Nacional, Nacho Don, gran responsable (junto a los uruguayos) de que el rival que prefería San Lorenzo se haya clasificado a la final. Final en la que seguramente tenga al Ciclón en la vereda de enfrente. Y que, de ser así, se definirá en Buenos Aires, justo como querían Tinelli, Bauza y compañía.
