Flojísimo inicio de Eliminatorias para Argentina

El seleccionado nacional sufrió una dura caída en el arranque de la clasificación hacia Rusia ’18. Fue ante Ecuador por 2-0 y, a la ausencia de Messi se le sumó la lesión temprana de Agüero….

jueves 08/10/2015 - 23:00
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El seleccionado nacional sufrió una dura caída en el arranque de la clasificación hacia Rusia ’18. Fue ante Ecuador por 2-0 y, a la ausencia de Messi se le sumó la lesión temprana de Agüero. Lejos de su nivel, el combinado perdió un invicto de 22 años por Eliminatorias en el Monumental.

Argentina 0 - Ecuador 2No se le puede echar toda la culpa a una rotura de ligamentos. Argentina jugó muy mal porque no encontró un sector en la cancha en la que fuera superior a Ecuador. Y perdió 2-0 nada más porque los ecuatorianos tardaron en animarse a hacer historia. Sin rebeldía, sin pase, sin respuestas individuales en el uno contra uno, sin capacidad técnica para suplir lagunas tácticas, la Selección resumió en un partido la peor de sus versiones: mal en el juego y peor en el resultado.

Argentina no extrañó a Messi. Extrañó a Messi, a Tevez, a Agüero, a Biglia, Garay, Mascherano, a Mas, a Roncaglia … (ponga el nombre que quiera). El famoso desequlibrio del que tanto se ha escrito no necesitó de una Selección que atacara y atacara. Los huecos en el medio y atrás aparecieron sin necesidad de contar con un equipo descompensado posicionalmente. Ecuador jugó en ataque a una velocidad que la defensa argentina sufrió horrores. Las bandas (Roncaglia de casualidad no fue expulsado) fueron la autopista sin peaje por la que los colombianos se pasearon en el Monumental. Encima, los centrales tampoco terminaban de acomodarse.

El medio flotaba entre un Pastore intermitente, Biglia que hasta se caía solo y Mascherano a los gritos tratando de ordenar el caos. Cierta movilidad de Di María, algunos intentos de Correa parecían darle vida a la Selección. Mientras los ecuatorianos perdían chances, la Selección respiraba y hasta el Kun Agüero, en el poco tiempo que jugó, tuvo su oportunidad.

Con Carlitos o sin Carlitos en cancha, Argentina siguió sin ser un equipo. No pudo respetar ninguno de los principios futboleros del técnico. Mascherano esforzándose para intentar convertir el centro de Correa en gol es otra imagen de las dificultades de la Selección para hacerse fuerte en lo que siempre se jactó de sobrarle: potencia ofensiva.

El tiempo corría y la rebeldía-reacción-orgullo o como quieran llamarlo no apareció y los ecuatorianos se convencieron que podían hacer historia metiéndole dos goles en un minuto.

La hipótesis incomprobable de qué hubiese pasado si estaba Messi no alcanza para disimular que Argentina jugó uno de sus peores partidos en mucho tiempo y que se ganó los silbidos del final. Jugando así, Rusia está lejos.

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