Ambos contaron con claras chances para convertir, en especial los de Varela, que fueron fieles a la saludable propuesta de Franco y estuvieron un poco más cerca de ganarlo.
No tuvo Defensa ni hubo Justicia. En La Plata, el equipo del club de Florencio Varela, dirigido por Darío Franco, no sólo se le plantó de igual a igual a Estudiantes sino que por momentos fue superior, contó con varias situaciones claras de gol, jamás especuló con «el puntito inteligente» de visitante pero finalmente, por fallar en la definición, debió conformarse con eso. Mereció algo más el Halcón, que debería llamarse Ataque por su vocación ofensiva y por la propuesta saludable que pregona su entrenador pese a los escasos recursos con que cuenta en el plantel.
No es un detalle menor esto último. El pragmatismo se adueñó del fútbol argentino hace rato pero por suerte hay excepciones. Y este Defensa intenta jugar aunque quizá le pueda convenir más meterse atrás y salir de contra para aprovechar la velocidad de Brian Fernández o de Ciro Rius. Pero no. La idea está por encima de la conveniencia. Porque en realidad, Franco está convencido de que lo que le conviene es que la prioridad sea justamente su pensamiento de ir a buscar la victoria. Claro que esa buena intención a veces choca con la falta de jerarquía individual para plasmar en el resultado los méritos que hace colectivamente. Camacho, por ejemplo, desperdició dos situaciones muy claritas. En una de ellas por leer mal la jugada y definir en lugar de darle el pase a Fernández, que entraba solo por el medio.
Estudiantes, que entró a la cancha con chances matemáticas de salir campeón, nunca se creyó tal posibilidad porque no lo jugó como una final. Sí lo fue a buscar, con Cerutti abriendo el campo por la derecha y con Correa haciendo la diagonal de izquierda al centro, pero el avance alocado intentando meter a Defensa contra su propio arco duró apenas un rato. Luego dividió la pelotazo y se armó un partidazo de ida y vuelta pero, de a poco, bajó la intensidad de ambos y se fue transformando en un partido con escasas llegadas a ambas áreas.
El arranque del segundo tiempo prometía por dos salvadas sobre la línea, una en cada arco. Pero otra vez el juego entretenido duró poco. Defensa, con transiciones rápidas, con la verticalidad de los tres de arriba, tuvo menos la pelota pero, paradójicamente, siempre dio la sensación de ser más peligroso, de estar más cerquita de abrir el marcador.
El 0 a 0 terminó siendo demasiado castigo para lo que intentaron y buscaron los dos. Incluso, hilando fino, fue más injusto para un Defensa, que, por suerte, no le hace honor a su nombre.
