El descontento social crecerá en el próximo trimestre

La consultora Massot & Monteverde considera que el ministro Alfonso Prat-Gay incumple su deber de recorte fiscal, y que ese error conlleva a que el ajuste se extienda más tiempo del imprescindible. En la más…

miércoles 25/05/2016 - 13:29
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La consultora Massot & Monteverde considera que el ministro Alfonso Prat-Gay incumple su deber de recorte fiscal, y que ese error conlleva a que el ajuste se extienda más tiempo del imprescindible. En la más reciente entrega de su informe, se ratifica la previsión de inflación anual en 36%.

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La meta de inflación de 25% que el Gobierno se planteó para todo 2016 será alcanzada antes de alcanzar la primera mitad del año.

Se proyecta que durante este mes el IPC aumente como mínimo 3%; en junio, en cambio, la suba será menor.

En el mejor de los casos, la esforzada política monetaria podría lograr que hacia fin de diciembre la inflación haya desacelerado a un ritmo inferior a 1,9% mensual, lo que arrojaría una proyección anualizada de 25% ó menos, pero la acumulada entre enero y diciembre será mucho mayor.

En nuestro caso, que anticipamos a fines de 2015 una inflación no menor a 35% para este año, creemos que por el momento no se necesita modificar la previsión.

Con las decisiones de política económica adoptadas hasta el momento, consideramos que al cierre de 2016 la inflación anual podría ubicarse en torno a 36%.

Teniendo en cuenta que, al menos parcialmente, se sinceró el tipo de cambio y se ajustaron tarifas, nos parece una marca aceptable; más aún, si se considera que el BCRA quedó solo en el combate.

Varios factores son los responsables de que no se pueda cumplir la meta inflacionaria planteada. En primer lugar, creemos que esa meta fue irrealista desde un principio e ignoró los efectos retardados de la expansiva política monetaria aplicada por el BCRA en 2015.

Por otro lado, el feroz crecimiento de la deuda cuasifiscal —paradojalmente, una herramienta usada para contener la inflación— alimenta expectativas inflacionarias al resultar manifiestamente imposible para el Central el cancelar esas obligaciones con recursos genuinos.

Otro elemento —central, por cierto— que ha jugado negativamente es la mora en generar señales fiscales claras, la ausencia de un plan consistente y las frecuentes medidas que tienden a aumentar el gasto estatal.

Tampoco es irrelevante el papel que tuvieron los elevados aumentos salariales acordados en las paritarias, que constituyeron  ser un indicador adelantado de inestabilidad.

A los actuales niveles de inflación, la política monetaria actúa con retardos del orden de los diez meses, por lo que el desmadre operado en 2015 seguirá impactando al menos hasta concluir el 3er. trimestre.

Debemos transitar entonces 3 meses difíciles, que seguramente se caracterizarán por un ríspido humor social, transcurridos los cuales se podrá apreciar en qué medida la economía va siendo puesta en caja. Lamentablemente, las primeras evidencias de una desaceleración de la inflación serán acompañados de una profundización de la recesión. En el 3er. trimestre la caída interanual del PBI podría superar 3%.

Estamos pagando el costo de hacer un ajuste gradual —a nuestro juicio, más improvisado y vacilante que gradual— que implicó anunciar todos los meses alguna mala noticia; el problema es que eso no terminará porque el que año viene vendrán otros ajustes de tarifas porque siguen retrasadas y se atrasarán aún más, según publica Urgente 24.

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