El peronismo teme perder el poder en varias provincias

Chubut es una de ellas. El PJ alineado con el Gobierno pone en juego 14 gobernaciones, la mitad de ellas sin posibilidad de reelección; las otra complicadas son Catamarca, Mendoza y Tucumán. Con su propia…

domingo 21/09/2014 - 12:30
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oficialistas problemasChubut es una de ellas. El PJ alineado con el Gobierno pone en juego 14 gobernaciones, la mitad de ellas sin posibilidad de reelección; las otra complicadas son Catamarca, Mendoza y Tucumán.

Con su propia tropa dividida y el renovado envión opositor para concretar alianzas locales, en la cúpula del peronismo temen perder en varias provincias y retroceder en el dominio territorial que supieron sostener en todo el país.

Más allá del sillón presidencial, el Partido Justicialista alineado con la Casa Rosada pone en juego 14 gobernaciones, la mitad de ellas sin posibilidad de reelección, lo que desató un proceso ríspido para dirimir la continuidad en cada distrito.

«Hoy podemos perder en cuatro provincias propias y en otras dos, aunque con menos riesgo, se podría complicar», confesó a La Nación un operador del partido con la actualización del mapa nacional en la cabeza. Entre las más complicadas aparecen Catamarca, Mendoza, Chubut y, según como se aglutine la oposición, Tucumán. En otra situación, aunque sin tener garantizada una victoria, están Jujuy y Salta.

Eso sin contabilizar las que, sin pertenecer al peronismo, consideran como batallas imposibles y, para peor, son clave por su peso en el padrón: Capital, Santa Fe y Córdoba. En esta última, aun si arribaran a un acuerdo con el sector que encabeza el gobernador José Manuel de la Sota, prevén que una alquimia entre radicales y Pro, como el caso testigo de Marcos Juárez, tiene margen real de imponerse en la provincia.

Sin una estrategia unificada, los caciques apelan a tácticas audaces y estudian la ingeniería electoral más conveniente, sin la habitual consulta con el Gobierno. La repentina propuesta de Lucía Corpacci para reformar la Constitución catamarqueña y desmarcarse del kirchnerismo, y el adelantamiento de los comicios en Chaco para marzo dispuesto por Juan Carlos Bacileff Ivanoff, el vice en ejercicio, son emergentes de la búsqueda de la supervivencia propia.

Alarmados por una cuenta que no da, los dirigentes más veteranos se ilusionan con una fantasía teórica: que, entrado el verano, Sergio Massa se desinfle hasta quedar tercero y sin chances. Recién allí, se entusiasman, el ex intendente de Tigre podría aceptar un acuerdo para competir por adentro en la presidencial del PJ o bajar a la provincia de Buenos Aires.

Los diálogos entre emisarios de uno y otro lado -que varios gobernadores, incluido Daniel Scioli, avalaron- chocaron con el rechazo tajante de Massa. Pero siguen.

En Mendoza, el radicalismo -con Julio Cobos y Ernesto Sanz- aparece revitalizado frente a un PJ disgregado, que empieza a ordenarse alrededor de Scioli. Aún así, el desafío de ganar es lejano. Lo mismo pasa en Chubut, donde el ex gobernador Mario Das Neves, encuadrado en el Frente Renovador, saca diferencia ante Martín Buzzi, que busca su reelección. «Mario es, en el fondo, un sciolista, pero lo maltrataron tanto que no le quedó otra», se lamentó un operador del bonaerense.

En suelo tucumano se pincela una combinación imposible. El radical José Cano negocia con macristas y massistas. Con Pro ya se alió una vez y con Massa discute alternativas. Con dos décadas de liderazgo, a José Alperovich le cuesta definir un sucesor: descartó a su mujer, Beatriz Rojkés, y queda en carrera el ministro de Salud, Juan Manzur, sin levantar demasiado vuelo.

En Salta, Juan Manuel Urtubey dará una de las contiendas más tempranas. En abril, disputará las primarias por un tercer mandato contra Juan Carlos Romero, que acaba de sumar como aliado al controvertido Alfredo Olmedo, antes alfil de Pro. Ambos, ahora, tributan para Massa. «Juntos restan», retrucan cerca del gobernador. Como también en Jujuy, tierra que se suponía imbatible, pero la interna del oficialismo, entre Eduardo Fellner y la líder de la Tupac Amarú, Milagro Sala, puede favorecer a un polo opositor liderado por Gerardo Morales.

También es un enigma Chaco. Con el destino incierto de Capitanich y sin posibilidad de reelegir, el peronismo local arde bajo el mando de Bacileff Ivanoff, mientras la intendenta de Resistencia, la radical Aída Ayala, coquetea entre Massa y Macri.

Menos interrogantes se abren en La Rioja -Beder Herrera admitió que podría adelantar los comicios-, Formosa y San Juan. Y, aunque están convencidos de que la retendrán, no está claro el panorama en la determinante Buenos Aires, que concentra un tercio del total de electores.

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