«La inflación y el impuesto al salario perjudican el presente y el futuro de los trabajadores», rearcaron desde esa fuerza política.
En su mensaje, indicaron que actualmente, en Argentina, hay un 37% de trabajo no registrado y aproximadamente el 50% de los trabajadores sufre alguna forma de precarización. A los jóvenes, cada vez les cuesta más conseguir su primer trabajo (en blanco).
En Comodoro Rivadavia, hace pocos días asistimos a importantes movilizaciones de desocupados de la construcción y de la Agrupación Mosconi, reclamando puestos de trabajo y evidenciando así que, en empresas en las que los trabajadores pasan fuera de su casa entre 12 y 14 horas por día, hay destrucción de puestos de trabajo.
En Trelew, Puerto Madryn, Sarmiento y Esquel, entre otras ciudades de la provincia, la situación es similar. Chubut es una provincia potencialmente muy rica, pero está gobernada por un modelo cortoplacista que genera cada vez más exclusión.
Además del desempleo, la presión tributaria sobre los trabajadores en blanco es asfixiante, porque a los que tienen la suerte de tener un salario digno los castiga el impuesto al salario (“impuesto a las ganancias”, según el gobierno) y a los que menos ganan los castiga el IVA en los productos de la canasta básica. Recordemos, en esta línea, que el impuesto inflacionario ya dejó de medirse en nuestra provincia por orden del gobierno nacional. Sin embargo, todos lo sentimos en nuestros bolsillos cuando vamos al supermercado y pasamos por la caja.
En Chubut, el congelamiento de “los 500 precios de Moreno” fue un rotundo fracaso.
En el gráfico adjunto, elaborado por el Instituto de Análisis Fiscal, se captura con claridad la escena que acabamo de describir. La presión tributaria sobre el salario se está incrementando cada vez más. Al contrario de lo que dice la Presidente, la mayor carga impositiva cae sobre los salarios más bajos.
La validez de los reclamos de los sindicatos en lucha
En este contexto, aquellos sindicatos que no denuncien la precarización laboral, el trabajo en negro y la excesiva presión tributaria sobre los trabajadores en blanco no están defendiendo los derechos de los trabajadores. Es así de simple.
El reclamo organizado, mediante diferentes acciones de fuerza colectiva, están en consonancia con lo propuesto por la CTA e incluso con otros sindicatos que integran la CGT. Este es el medio que tiene el trabajador para hacerle llegar su mensaje al gobierno. Por ejemplo, desde hace meses, los camioneros vienen expresándose y tomando medidas de fuerza y, recientemente, hasta los dirigentes del sindicato de petroleros privados ven cómo sus bases les pasan por encima, anunciando una movilización para el 30 de julio y un paro el 5 de agosto.
Los trabajadores docentes de la región Sur de la provincia han discutido democráticamente su situación y, luego de peticionar, decidieron llevar a cabo un plan de lucha. Sus reclamos son absolutamente justos:
1. Aumento salarial acorde con el costo de vida real.
2. Eliminación del denominado “impuesto a las ganancias”.
3. Solución efectiva a los problemas de la obra social SEROS y a la deuda que el gobienro mantiene con la caja del ISSyS.
4. Restitución de la jubilación docente con el régimen de 25 años de servicio, sin límite de edad y con el 82% móvil.
5. Aumento del presupuesto educativo para atender las necesidades del sistema.
Estos reclamos no nos son ajenos. Desde el Frente Unidad Sur los compartimos plenamente. Al fin de cuentas, somos la única lista cuyos candidatos son trabajadores.
