Efecto inflacionario: Drástica caída de la imagen de Macri

De acuerdo al sociólogo Roberto Bacman, la inflación ya impacta sobre la imagen positiva de la Administración Macri, provocando una temprana declinación. Sin duda que la evolución de los precios y su impacto sobre el…

domingo 14/02/2016 - 11:02
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De acuerdo al sociólogo Roberto Bacman, la inflación ya impacta sobre la imagen positiva de la Administración Macri, provocando una temprana declinación. Sin duda que la evolución de los precios y su impacto sobre el poder de compra del salario, resulta un tema central en la sociedad argentina. Aquí apuntes para el debate.

macriMauricio Macri se encuentra preocupado pero, al menos con Alfonso Prat-Gay como ministro, mantendrá el gradualismo fiscal y la dureza monetaria aunque lleve a una recesión.

Se conoce, de boca de los encuestadores más cercanos a Mauricio Macri -y que jamás difunden esos números- que en la sociedad argentina hay un 25% de ciudadanos que expresan una volatilidad extrema en su opinión acerca del gobierno y toda la agenda de actualidad. Tan cambiante es lo que manifiestan que, inclusive, puede variar en plazos muy breves, obligando a trabajos de sondeo permanente.

Ese universo volátil es el que permite a Macri tener o 65% de popularidad o 40% de popularidad, porcentajes que tienen muy diferente impacto político: en un nivel se festeja y en el otro hay crisis.

El sitio web especializado Urgente24 llegó a elaborar la teoría, nunca escrita hasta ahora pero sí expresada a otros encuestadores con quienes se consultó, que la obsesión por mantener junto a Macri a ese universo volátil, está condicionando fuertemente la gestión del gobierno, e inclusive provoca el gradualismo profundo que se observa.

El problema del gradualismo es el camino de desfiladero que representa, el deterioro lento pero progresivo que va produciendo en cualquier proceso de ajuste, tal como se encuentra obligado a ejecutar la Administración Macri.

El impacto del gradualismo está ocurriendo, y ya hay un sociólogo (Roberto Bacman) quien, desde el universo K, se lo explicó a Raúl Kollmann, para solaz dominical de Página/12 y su supuesto mecenas, Víctor Santa María:

«La aprobación del gobierno de Mauricio Macri perdió diez puntos en 40 días, aunque la imagen del Presidente sigue siendo moderadamente alta, sobre todo porque los ciudadanos expresan el deseo de que “le vaya bien porque así nos va bien a todos”. Pero cuando se preguntó en concreto sobre las acciones del Gobierno, la desaprobación subió notoriamente en este mes y medio, y la aprobación bajó en la misma proporción. Por primera vez, los insatisfechos con la gestión del Gobierno superan a los satisfechos: 49 por ciento contra 48 por ciento. El punto clave es la economía, que desplazó como principal tema de preocupación a la inseguridad. La gente manifiesta una enorme inquietud por los precios y las tarifas, pero además reapareció un fantasma de los años ‘90, la desocupación. (…)

Las conclusiones surgen de una amplia encuesta nacional realizada en exclusiva para Página/12 por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron mil personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social.

(…) Macri sigue registrando una buena imagen positiva, pero que su gestión de gobierno cayó fuertemente. No se trata de una imagen positiva altísima –54 por ciento–, pero Macri sigue registrando más opiniones buenas o muy buenas que malas o muy malas. Eso sí, en este mes y medio registra una leve baja. (…)

El Gobierno parece haber ganado provisoriamente algunas batallas ideológicas. Por ejemplo, más de la mitad de la población aprueba los despidos de estatales, algo contradictorio con el renovado temor a la desocupación. Pero cuando se habla de la economía en concreto, hay un fuerte sesenta por ciento insatisfecho. Peor aún es la evaluación de los precios: más del 82 por ciento dice estar insatisfecho. “Este último valor deja al descubierto que el tema del aumento de los precios se ha convertido en la más significativa asignatura pendiente a resolver. Este es un punto clave y ya no alcanzan las explicaciones que remiten a la herencia del gobierno anterior.” (N. de la R.: dice Bacman).

CEOP, de Roberto Bacman, evaluó el impacto de la inflación en la imagen del gobierno de Mauricio Macri, y de él mismo.

Mariano Obarrio reconoció el problema en el diario La Nación:

«La inflación pasó a ser un problema político. El presidente Mauricio Macri declaró en público y en privado que su principal obsesión es bajar los precios. Mañana se publicará la resolución de la creación de la Comisión de Defensa de la Competencia, que dirigirá Esteban Greco, un economista de la Universidad Di Tella.

Pero la puesta en marcha de un sistema online de monitoreo de precios para informar a los consumidores y alentar la competencia estará lista recién dentro de 45 días.

Según pudo saber LA NACION, la Casa Rosada también evalúa abrir las importaciones, por ahora las de carne, para aumentar la oferta. Pero es un último recurso: pueden peligrar muchos puestos de trabajo.

También Macri cree que la menor demanda por el enfriamiento de la economía puede desacelerar la inflación. El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, había dicho que en enero estaría en 3%, pero el índice de la Dirección de Estadísticas y Censos de la Ciudad de Buenos Aires fue del 4,1%.

El dato preocupó más. En Balcarce 50 decían ayer que «la mayor incidencia fue la suba en restaurantes y hoteles del 10%». Pero la dinámica de los precios preocupa por el impacto político a mediano plazo.

El Presidente está convencido de que el control de precios, al estilo Guillermo Moreno, no es la política de fondo, más allá de que anunció que se sancionará con aquellas herramientas institucionales a formadores de precios o a quienes cometan abusos de posición dominante y prácticas de cartelización.

El remedio real, según Macri, es la política monetaria y fiscal. Pero tendrá efecto en el mediano plazo. (…)».

Otro Mariano (Spezzapria, del diario platense El Día), se explayó sobre la cuestión de la inflación:

«(…) el presidente Macri puso en marcha el nuevo servicio del tren Roca, ahora electrificado, entre Quilmes y Constitución.

La presencia de Randazzo acaparó el interés político del encuentro, pero hubo otros elementos que reflejaron la coyuntura política que atraviesa el país. Por caso, la aparición de carteles de repudio durante el trayecto que hizo el Presidente a bordo del tren. Y a la inversa, el apoyo de sindicalistas al jefe de Estado. Todas las demostraciones surgieron del peronismo.

Estoes, desde el cristinismo-camporismo por un lado y de los gremios de la UOCRA y la Unión Ferroviaria por el otro. Una división casi calcada de la que se está generando en el PJ como consecuencia de la férrea oposición del FpV al Gobierno y de la necesidad de otros actores del partido, como los sindicalistas y los gobernadores, de permanecer en el tren del poder.

Macri es consciente de esta situación y la fogonea. (…)

Macri y su ministro Frigerio les hacen llegar un diagnóstico delicado sobre el déficit del Estado nacional y les piden paciencia. Un argumento calcado escucharon los sindicalistas cuando pidieron la eliminación del impuesto a las Ganancias. Tanto, que el proyecto del Gobierno contemplaría subir el piso a $30.000, un monto bastante menor a lo esperado.

La preocupación central no es, sin embargo, el polémico impuesto, sino la inflación que de acuerdo a las mediciones del Gobierno porteño, llegó al 4,1% en enero y que tendría un piso de otro 4% este mes. La estadística muestra que, por el momento, el alza de precios no se estaría desacelerando, como proyectó el ministro Prat Gay y repiten distintos funcionarios.

Incluso, los alimentos se estarían encareciendo por encima de ese promedio, algo que impacta especialmente en los sectores carenciados. Así se enfría el consumo, lo que en forma paradójica puede contribuir a frenar la inflación. Pero el costo es grande, ya que se potencia la recesión y la economía recién volvería a crecer en 2017, según pronósticos independientes.

Los argentinos que están por debajo de la línea de la pobreza no son representados por los sindicatos pero seguirán siendo los que más sufren.

Con el dólar rumbo a los $15, con lo que la devaluación post salida del cepo cambiario llegará a un 50%, la contrapartida es evidentemente el alza de precios. El Gobierno cree que tiene bajo control a los sindicalistas, pero no así a los empresarios. (…).

Así, no es de extrañar que el malestar de los argentinos esté ahora más centrado en los supermercados que en la inseguridad. Y eso obligará a los sindicalistas -por más amigables que se muestren con el Gobierno- a reclamar aumentos salariales por arriba del 30%. “Déjennos negociar, que nosotros no somos locos”, deslizó Barrionuevo en la Casa Rosada.

El Gobierno lo entiende. De hecho, la gestión bonaerense de Vidal acaba de ofrecer un 24,1% de aumento a los docentes, a sólo un paso del techo nacional del 25%. (…)

Por esa senda, más gradualista que lo que Cambiemos sostuvo en la campaña electoral, Macri apuesta a bajar la inflación. Además, concatena gestos con distintos sectores de la economía. En la semana fue el turno de las mineras, que se vieron beneficiadas con la eliminación de las retenciones, pese a que desde la época de Carlos Menem eran de las más bajas del mundo. (…)».

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