Perdió 4-2 con Atlético Nacional y fue eliminado de la Copa. El árbitro Argote sancionó un offside inexistente en una jugada que terminaba en gol de Ábila, expulsó mal a Mancinelli y cobró un insólito penal para los colombianos. El Globo jugó con el alma, estuvo cerca de la hazaña y todo terminó en escándalo.
Aplausos para Huracán. De pie. Que el escándalo del final no tape el corazón de estos jugadores. Qué se va a reprochar el Globo si dejó el alma en esta Libertadores. Los reproches deben ser para el árbitro Argote, que le dio un penal que no fue a los colombianos y, además, expulsó equivocadamente a Mancinelli. Qué se va a reprochar si le hizo dos goles a un equipo que en su casa no le habían hecho ni uno en esta Libertadores. Ya está. Se acabó la estadía copera luego de caer ante Atlético Nacional y se despidió de la Libertadores. Y cómo no vas a entender la reacción final de este plantel (no se justifica la violencia), si se van con la sensación de que le metieron la mano en el bolsillo.
Ojo, porque los colombianos han hecho méritos como para pasar a cuartos. Son fuertes, prolijos y juegan bien y, no es casualidad, se clasificó como el mejor primero. Pero la pésima actuación del juez empaña el triunfo de los cafeteros.
Huracán se levantó siempre. Lo hizo tras el accidente en Venezuela. Le puso sacrificio y se coló a los octavos. Llegó a Colombia y gritó fuerte el empate que lo clasificaba. Le echaron a Mancinelli y siguió dando batalla. Perdía 1-3 y Wanchope Abila, con una tijera excepcional, puso el 2-3 y había fe de que se podía con la utopía…
Bogado sacó un tiro libre (casi no le pusieron barrera) tremendo, Armani dio rebote y Abila no pudo aprovechar. Después Copete le puso final con el 4-2.
El final, escandaloso: insultos, puñetazos, patadas, empujones. Un caos. Un final que el Globo no se merecía. Porque lo suyo fue para el aplauso.
